La desinformación en torno a la DANA, desde hipotéticos cadáveres en un parking hasta teorías de manipulación climática, exponen cómo la desinformación aprovecha las tragedias para erosionar la confianza en las instituciones, amplificar discursos populistas y polarizar la esfera pública.
El desastre ocurrido en Valencia ha traído consigo una riada de noticias falsas que han circulado por redes sociales y medios. La urgencia por obtener respuestas nos lleva a confiar en información emocionalmente impactante, aunque no provenga de fuentes fiables. La psicología cognitiva explica cómo el miedo y la búsqueda de certeza impulsan la difusión de estos contenidos y subraya la importancia del pensamiento crítico para enfrentar la incertidumbre con responsabilidad y solidaridad.
La tragedia de la DANA en Valencia y en otros puntos de España ha estado acompañada por un aluvión de falsedades que circulan por las redes. La incertidumbre y el temor son un buen caldo de cultivo para que los propagadores de fake news viralicen y moneticen su contenido, a la vez que desestabilizan el sistema, opina Ramón Salaverría, experto en desinformación.
Un estudio impulsado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología indica que más del 60 % de los encuestados busca información de manera habitual sobre temas de ciencia y salud. Internet es el medio más utilizado para informarse sobre estos temas, y las redes sociales son el canal con más probabilidad de propagar información falsa.
La rápida deserción que se está produciendo entre las organizaciones que han dirigido las amenazas de ciberseguridad más críticas a occidente en los últimos años deja en evidencia que estos grupos, como sucede también con los oligarcas, están más preocupados de su fortuna personal que de otra cosa. Ya no hay romance con Rusia, sino bitcoins.
Estudiantes de la ESO de 90 colegios de España han comprobado la veracidad de creencias populares a través del pensamiento crítico. Los adolescentes han diseñado sus propias investigaciones para saber si una moneda que cae desde un rascacielos puede matarnos, si la nieve de Filomena estaba hecha de plástico o si podemos engañar a la probabilidad para ganar en juegos de azar.
Desde los primeros meses de la pandemia, la sociedad y los medios de comunicación han construido muchas teorías sobre el origen del virus y las estrategias de los poderes mundiales. Algunos de ellos se han convertido en bulos que han calado en la población, incluso entre los profesionales de la salud.
Un equipo de investigadores ha analizado millones de tuits publicados en todo el mundo durante la fase inicial de la epidemia. Sus resultados muestran que, a medida que aumentaron los casos, los ciudadanos compartieron información más fidedigna.