Bebidas que tardan dos años en envejecer lo pueden hacer ahora en tan solo tres días gracias a un nuevo sistema desarrollado por investigadores de la Universidad de Cádiz. El método está basado en el uso de ultrasonidos, que se aplican sobre el producto destilado dentro de un tubo lleno de virutas de madera.
Hace unos días, la Organización Mundial de la Salud instaba a los gobiernos a fijar un impuesto para las bebidas azucaradas, una medida considerada exagerada por algunos sectores. Aunque hay que diferenciar entre consumo esporádico y abuso, lo cierto es que, en las dos últimas décadas, la epidemia mundial de la obesidad ha propiciado el incremento de enfermedades metabólicas y el aumento de factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares. Numerosos estudios han demostrado que si aumenta el precio de las bebidas, disminuye su ingesta.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid han desarrollado un método que permite establecer el contenido de diversos elementos esenciales, como los minerales, en bebidas y suplementos alimenticios disponibles en el mercado. Los análisis se realizan de forma rápida y casi simultánea.
Contribuir a que el sector de alimentos y bebidas lleve a cabo una producción, transformación y distribución de sus productos de una forma medioambientalmente sostenible es el objetivo del proyecto europeo SENSE. El centro tecnológico Azti-Tecnalia coordina esta iniciativa comunitaria, que se enmarca dentro del VII Programa Marco de la Unión Europea y en la que participan 23 socios, entre los que se encuentran empresas, asociaciones alimentarias y centros de investigación de 12 países europeos.
Un grupo de investigadores ha analizado las consecuencias del consumo excesivo de bebidas de cola tras apreciar un aumento en el número de pacientes que padecen problemas musculares. El estudio, que será publicado en el número de junio de la revista International Journal of Clinical Practice, muestra que los síntomas pueden ir desde una debilidad leve hasta una parálisis grave.
Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han patentado dos cepas de levaduras vínicas, BM58 y BM60, que mejoran la composición del vino y por tanto su calidad, a través de la selección de los microorganismos naturales responsables de la fermentación. Se trata de levaduras no modificadas genéticamente que contribuyen a la mejora del sabor, el cuerpo y el aroma del vino, como han demostrado las pruebas realizadas a nivel industrial y el sistema de catas de Bodegas Murviedro, la empresa que ha realizado la patente junto con el CSIC.