Greg Winter (1951) descubrió cómo modificar células animales para generar anticuerpos con los que tratar enfermedades degenerativas y tumorales. Ha visitado España esta semana, invitado por la Fundación Ramón Areces, y ha hablado con SINC sobre investigación, patentes e internacionalización de la ciencia.
Un ‘velcro molecular’ se adhiere al oro y atrapa moléculas –como hormonas del crecimiento o virus– casi al instante, frente a otros métodos que requieren horas. El dispositivo, diseñado por investigadores de Jaén, es aplicable a análisis clínicos, detección de infecciones y controles de calidad en la industria farmacéutica.
Los recién nacidos sanos con madres enfermas de sida registran niveles de anticuerpos más bajos para hacer frente a la tos ferina, el tétanos o el neumococos. Así lo indica una investigación, realizada en Sudáfrica, que explicaría el elevado índice de mortalidad de los niños con madres portadoras del VIH en esta zona.
Un equipo internacional de investigadores ha hallado dos anticuerpos neutralizantes del virus del sida, partículas del sistema inmune que atacan al VIH. Sus resultados aparecen hoy en Science y abren, según el propio equipo de investigación, “una nueva puerta a la creación de una vacuna que pueda proteger a las personas de la infección letal e incurable”. Los científicos que presentaron su descubrimiento ayer en Washington son miembros de la Iniciativa Internacional para la Vacuna contra el Sida (IAVI), del Instituto Scripps de Investigaciones (EE UU) y de dos empresas biotecnológicas. La investigación ha generado nuevas expectativas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hoy más de 33 millones de personas están infectadas por el virus.
¿Quién no comparte la imagen de los anticuerpos como una especie de “fuerzas armadas” contra las infecciones? Sin embargo, esta idea no hace justicia a todas las posibilidades de los anticuerpos, para los que la investigación ha desarrollado otra función fuera del organismo: la de detectores de enfermedades. Pero quizá lo más inesperado es que, para generarlos, los científicos utilizan híbridos creados a partir de células cancerosas y linfocitos B. Es parte del trabajo de investigadores de la Universidad de Oviedo, que acaban de comercializar en Europa un anticuerpo relacionado con el diagnóstico de un tipo de neumonía.
En la imagen, Marcos García Ocaña, en el laboratorio de la Unidad de Biotecnología Preparativa de la Universidad de Oviedo. Fotografía: FICYT.