Investigadores españoles han participado en la identificación de ocho marcadores genéticos de la anorexia nerviosa. El hallazgo, que sugiere un abordaje metabólico-psicológico de esta enfermedad altamente letal, permitirá desarrollar nuevos medicamentos para su tratamiento.
Un nuevo estudio destaca el papel de una sustancia del sistema nervioso, la orexina, en las habilidades cognitivas relacionadas con la toma de decisiones en pacientes con anorexia. En concreto, a más concentración de orexina, los pacientes presentaban un empobrecimiento de las funciones ejecutivas. Los autores buscan un biomarcador con potenciales aplicaciones clínicas.
Investigadores y cirujanos del Hospital del Mar han colocado electrodos en zonas del cerebro de cuatro pacientes con anorexia nerviosa para tratar este trastorno alimentario. Tres de los cuatro casos muestran respuesta positiva, sin complicaciones por la cirugía ni por la estimulación cerebral.
Un nuevo estudio recopila datos sobre millones de variantes genéticas comunes en más de 800.000 personas que podrían ser indicadores de riesgo en 25 trastornos neurológicos y psiquiátricos, como esquizofrenia, autismo, trastorno bipolar, depresión severa, TDAH, migraña o alzhéimer. Se trata de la más extensa investigación sobre factores genéticos compartidos en patologías del cerebro. El trabajo, que cuenta con participación española, se publica en Science.
El apetito y la saciedad son dos respuestas que da el organismo cuando necesita alimento o ya tiene suficiente. Diferentes hormonas regulan su funcionamiento pero, en ocasiones, sus niveles se desequilibran y están relacionados con enfermedades como obesidad y anorexia. Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid han diseñado un inmunosensor que, con muestras de saliva y suero, mide a la vez los valores de dos de estas hormonas de forma más rápida y precisa que los métodos actuales.
La leptina es una hormona producida en los adipocitos –células de la grasa– que envía señales al cerebro cuando el organismo tiene suficiente energía. Es decir, es responsable de la sensación de saciedad. Ahora, investigadores canadienses han descubierto que un nivel bajo de esta hormona conduce a los corredores a una sensación de euforia para continuar con su esfuerzo. Además, en el estudio sugieren que la hiperactividad en los anoréxicos también está relacionada con la leptina.
Investigadores de la UNED y de la Universidad Estatal de Arizona (EE UU) han propuesto una nueva teoría para explicar las bases de las conductas obsesivas o los tics. Hasta ahora se pensaba que los mecanismos que originan estas acciones poco tenían que ver con los que provocan comportamientos como comer o dormir, que generan una recompensa. Sin embargo, este estudio, en ratas, concluye que ambos tipos de comportamientos sí están relacionados.
Investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y de la Universidad de Barcelona, así como del CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN) han encontrado que pacientes con situaciones extremas de peso, como anorexia nerviosa y obesidad, pueden compartir ciertas correlaciones neurobiológicas, relacionados con las vías de la recompensa y los circuitos neuronales relacionados con la comida.
Un 6,94% de los jóvenes españoles de entre 12 y 18 años se dado un atracón de comida, síntoma de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Los resultados indican que los atracones son bastante frecuentes entre los adolescentes españoles y están asociados a estrategias de evitación y no centradas en el afrontamiento directo del problema.