El Observatorio HAWC estudia los rayos gamma desde las faldas del volcán Sierra Negra de México. / J.A. Martínez Castro
En la imagen erupción del volcán Villarrica, a unos 750 kilómetros al sur de Santiago de Chile. / Efe
Tras la erupción del volcán submarino de El Hierro en las islas Canarias, el ecosistema marino se vio alterado por una perturbación significativa en las propiedades físico-químicas del agua. Un estudio, publicado en PLoS ONE, demuestra que, durante los tres meses siguientes a la erupción, la biodiversidad en el agua se redujo pero la comunidad bacteriana aumentó de actividad y abundancia produciendo un cambio en la composición de las especies.
Los científicos han encontrado una especie de nueva planta epífita, es decir, que crece sobre otro vegetal al que utiliza como soporte. El hallazgo ha sido realizado por investigadores de México y Ecuador, quienes encontraron la planta de forma casual, buscando otra especie que podría también no estar descrita.
Las primeras medidas meteorológicas de la Península se tomaron en 1724, justo el año en que pasó por Portugal una de las peores tormentas conocidas. Más tarde, en 1816, se sintieron en España los efectos de la erupción del volcán Tambora; y casi mil años antes, en el 898, una sequía en Al-Andalus fue tan severa que sus pobladores llegaron al canibalismo. Son datos rescatados de viejos documentos por investigadores de la Universidad de Extremadura.
La información que facilitaron los satélites sobre la cantidad de clorofila y la turbidez en el mar tras la erupción del volcán submarino de El Hierro no coincidió con los datos reales recogidos in situ por los buques oceanográficos. Los modelos han sido corregidos por investigadores de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria, que por primera vez también han procesado imágenes a muy alta resolución de este tipo de fenómenos naturales captados desde el espacio.
Imagen tomada por el satélite WorldView-2 en octubre de 2011. Las aguas de color verde brillante indican altas concentraciones de material volcánico, que fluye desde la zona marrón, donde está el volcán. A la derecha, se aplica el ‘coeficiente de atenuación difusa’, una forma de medir la turbidez del agua. Las nubes se enmascaran en negro. / Instituto de Oceanografía y Cambio Global (ULPGC)