Los tratados de protección planetaria impiden que vehículos como el Curiosity se acerquen a regiones especiales de Marte donde se podrían reproducir microorganismos ‘polizones’ terrestres o incluso existir vida marciana. Científicos del Centro de Astrobiología plantean la necesidad de buscarla antes de que los seres humanos puedan llegar a contaminar el planeta rojo.
Una investigación dirigida por la Universidad Nacional Australiana ha resuelto el misterio de cómo los primeros animales aparecieron en la Tierra, un momento crucial para el planeta sin el cual los seres humanos no existirían. La clave está en la rápida propagación de las algas en los océanos.
La Universidad del País Vasco ha analizado la evolución ambiental, socioeconómica y cultural de Urdaibai desde que esta fuera declarada Reserva de la Biosfera. En el estudio han concluido que esta declaración no ha tenido efectos negativos en la población, que garantiza la conservación medioambiental y que posiblemente haya fomentado el desarrollo socioeconómico y cultural local. Estas conclusiones son fruto de un estudio en el que han analizado variables socioeconómicas y culturales, y variables relacionadas con el uso del suelo tanto de Busturialdea como de Uribe Kosta.
Científicos del Centro de Astrobiología y otros centros europeos han encontrado, en una región de formación de estrellas parecidas a nuestro Sol, un ingrediente químico básico para la vida: el isocianato de metilo. El descubrimiento se ha logrado gracias al observatorio ALMA y puede ayudar a comprender mejor cómo surgió la vida en la Tierra.
Los datos recogidos por el rover Curiosity en Marte han servido para reconstruir la historia geológica del cráter Gale, y los resultados revelan la presencia de un antiguo lago estratificado en su interior. En este entorno pudieron prosperar organismos vivos durante un periodo comprendido entre hace 3.800 y 3.100 millones de años.
Después de los espectaculares descubrimientos de las siete ‘tierras’ alrededor de la enana roja TRAPPIST-1 y del exoplaneta Proxima b en torno a nuestra estrella más cercana, ahora llega el que podría ser el mejor candidato para buscar señales de vida fuera del sistema solar: LHS 1140b. Es una supertierra que orbita en la zona habitable de otra estrella enana roja cercana, a unos 40 años luz.
Esta semana se estrena en España la película Life, donde tripulantes de la Estación Espacial Internacional descubren el primer organismo extraterrestre en una muestra de material marciano, con consecuencias fatales. Fuera de la ficción, la NASA y otras agencias espaciales también están debatiendo la mejor forma de traer material del planeta rojo, y parece que es mucho más razonable y seguro analizarlo en los laboratorios de la Tierra.
Científicos del Museo Sueco de Historia Natural han descubierto fósiles de algas rojas de 1.600 millones de años de antigüedad, los más antiguos jamás descubiertos hasta la fecha. Este hallazgo indica que la vida multicelular avanzada evolucionó mucho antes de lo que se pensaba.
Restos de microorganismos de 3.770 millones de años han sido descubiertos en rocas sedimentarias que pertenecieron a antiguas fuentes hidrotermales. Los tubos y filamentos microscópicos, formados por bacterias que vivían en hierro, se convierten así en la primera evidencia de vida en la Tierra.
El descubrimiento de siete planetas del tamaño de la Tierra orbitando alrededor de la estrella TRAPPIST-1 –tres de ellos situados en la zona de habitabilidad– nos confirma, una vez más, que la astrobiología tiene conexiones con la habitabilidad planetaria. El hallazgo ha abierto todas las puertas a la imaginación y a la especulación sobre la existencia de vida. Como expertos en astrobiología tenemos que ser cautos y no conjeturar hasta que no tengamos evidencias palpables de que alguno de los planetas tiene vida.