El asteroide que cayó en la Península de Yucatán en México hace 66 millones de años provocó un cráter de 180 km de diámetro y un evento de extinción a final del Cretácico. La vida de los organismos del fondo marino del cráter recuperó su abundancia y diversidad en tan ‘solo’ 700.000 años, según un nuevo estudio. La productividad biológica fue clave en el proceso.
Astrónomos europeos y americanos han descubierto que la estrella GJ 273, una de las más cercanas a la Tierra y conocida como Luyten, tiene un sistema planetario con dos planetas confirmados, uno de ellos en la zona de habitabilidad, y otros dos muy probables.
La superficie marciana puede albergar más sustancias líquidas salinas de las que se pensaba, aunque sea de forma temporal. Sin embargo, sus propiedades y gélidas temperaturas las hacen inhóspitas para la vida, según un nuevo análisis del planeta rojo.
Preguntarse si está vivo un virus que ha infectado a más de un millón de personas en todo el mundo y matado a decenas de miles parece un poco absurdo, pero los científicos no se ponen de acuerdo. Algunos consideran que este ‘robot’ de ARN y proteínas no es un ser vivo, porque solo puede prosperar gracias a células como las nuestras, pero otros piensan que sí. El debate sigue abierto.
La falta de tiempo para realizar todos los ensayos necesarios y las complicaciones de última hora causadas por el coronavirus han obligado a la Agencia Espacial Europea a retrasar dos años la misión ExoMars, cuyo lanzamiento estaba previsto para 2020.
Un equipo de astrónomos ha seguido el viaje del fósforo, un elemento esencial en el ADN, desde regiones de formación de estrellas hasta los cometas. Las observaciones se han realizado con el telescopio ALMA, en Chile, y la sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Investigadores del Centro de Regulación Genómica de Barcelona han desarrollado un algoritmo capaz de comparar 1,4 millones de secuencias genéticas a la vez. Esto permite clasificar y analizar las relaciones evolutivas entre las distintas especies a escalas mucho mayores que hasta ahora.
Hace millones de años, durante el Precámbrico, la luz del Sol era tan tenue que la Tierra tendría que haber estado congelada, lo que dificultaría el desarrollo de la vida, pero algo calentó nuestro planeta. Ahora un estudio internacional ofrece una explicación a este misterio: antiguas bacterias formaron depósitos masivos de hierro y alimentaron a otros microorganismos que produjeron metano, un gas de efecto invernadero.
Mediciones de la temperatura del fluido hidrotermal en medio de gases ácidos y chimeneas activas. / Puri López-García
Células microbianas (izquierda) pueden ser fácilmente confundidas con precipitados minerales ricos en sílice (derecha). / Karim Benzerara, Puri López-García et al.