Investigadores europeos han creado un primer modelo de detección de actividad sísmica. El estudio, que se publica hoy en la revista Science, demuestra que el inicio de un terremoto está precedido por un desplazamiento de la falla. Los resultados se obtienen del análisis de uno de los seísmos mejor registrados: el terremoto que sacudió Turquía en 1999 con una magnitud de 7,6.
Un equipo científico liderado por la Universidad de Cantabria (UNICAN) ha evaluado el riesgo de tsunamis en la costa sureste española. El estudio apunta que el riesgo de tsunami en el Mar de Alborán es “de medio a bajo”. Otro estudio recopila las consecuencias del famoso terremoto del 1 de noviembre de 1755 en la costa de Huelva: un tsunami que generó inundaciones hasta el centro de la ciudad y que “sólo es cuestión de tiempo que vuelva a ocurrir”. En la actualidad, España sigue sin contar con un plan de prevención.
La directora científica de la Ventana, Ana Crespo, y autoridades el día de la inauguración.
Vista aérea de la ciudad de Dichato, una de las poblaciones más afectadas por el tsunami que entró más de un kilómetro tierra adentro.
El mapa señala los nodos (círculos) con potencial de generar terremotos moderados en la Península Ibérica y los terremotos registrados históricamente (puntos azules) de esa magnitud.
A partir de los datos GPS del sismo que sacudió Perú en 2007 y del análisis de los registros sismológicos, un equipo internacional liderado por el Institute pour le Développement (IRD) en colaboración con el Instituto Geofísico de Perú ha demostrado que es posible obtener imágenes de futuras zonas de rupturas antes del sismo. Este estudio abre el campo de las tendencias preventivas de los grandes terremotos.
Terremoto en la zona de Pisco.