El 27 de febrero de 2010, un terremoto de 8,8 en la escala de Richter hizo temblar el sur-centro de Chile. Fue el quinto seísmo más grande jamás registrado por la sismología moderna. El nuevo estudio internacional, que se publica ahora en Science, confirma que el terremoto fracturó la larga falla en la costa chilena, y que sus efectos en la costa variaron: en el sur la tierra se elevó más, y en el norte la superficie terrestre se hundió.
El estudio, liderado por la Universidad de Chile, permitirá entender porqué se producen y qué desencadena los grandes terremotos. El mes siguiente al temblor, los científicos chilenos, franceses y alemanes midieron 33 lugares donde repercutió el seísmo. Estas mediciones revelan que la elevación de tierra ocurrió más cerca de la costa, mientras que el hundimiento ocurrió más tierra adentro. Este patrón es compatible con un deslizamiento de falla de 500 kilómetros sobre la costa chilena que coincide con terremotos ocurridos en 1835 y 1928.