Murciélagos, civetas y dromedarios han estado implicados en diferentes epidemias de coronavirus. Conejos, pangolines y erizos podrían convertirse en huéspedes de nuevos virus a largo plazo, según un modelo de machine-learning que valora en qué mamíferos sería más probable que el SARS-CoV-2 se recombine con otros. Los autores señalan que no quieren crear alerta sobre esos animales, “ya que la recombinación podría no ocurrir en ellos”.
El investigador español destaca los resultados de este principio activo contra el SARS-CoV-2 en células y ratones, aunque recalca que aún no se sabe con seguridad si funciona. Mientras, PharmaMar, la empresa española que fabrica este medicamento, anuncia negociaciones para empezar sus ensayos clínicos en fase III.
Una de las preguntas clave de la pandemia es saber el tipo de inmunidad que genera el virus y el tiempo que se mantiene. Hay noticias positivas. La infección produce linfocitos B de memoria que no disminuyen seis meses después. Además, evolucionan. Los anticuerpos que producen tienden a ser más potentes y versátiles, y podrían ser más eficaces contra nuevas variantes.
Los experimentos in vitro e in vivo con plitidepsina muestran una eficacia más potente que con el fármaco remdesivir, el único antiviral aprobado como tratamiento de la covid-19. PharmaMar, empresa que fabrica este medicamento en España, está negociando más ensayos para estudiar su eficacia.
Desde principios de diciembre las vacunas contra la covid-19 se administran en varios países, entre ellos España. A lo largo de la historia los procesos de vacunación han logrado erradicar otras patologías como la viruela y la peste bovina. Otras están en proceso de ser eliminadas en todo el mundo.
Ha pasado un año desde que se hicieron públicos los primeros casos de una extraña neumonía que causaba diferentes grados de gravedad. Pero solo ahora los médicos están empezando a identificar los efectos secundarios en pulmones y bienestar general en los pacientes que se recuperan. Los síntomas de fatiga y dificultad para respirar se mantienen incluso en los que sufrieron la enfermedad más leve.
En cuevas de murciélagos y mercados de carne de animales exóticos, “detectives de enfermedades” buscan identificar virus letales antes de que se propaguen a través de poblaciones humanas y así prevenir la próxima crisis de salud pública mundial. El investigador de la Escuela de Salud Pública de Harvard Christopher Golden se adentra en ellos en Rastreadores de virus, de National Geographic.