Una investigación sugiere que los bebés muy prematuros, nacidos entre las 28 y las 31 semanas, podrían beneficiarse de los abrazos de su madre (en los que hay contacto piel con piel) antes y después de ser sometidos a procesos dolorosos como la punción del talón. El estudio aparece publicado hoy en la revista BMC Pediatrics.
Científicos británicos han desarrollado un gel que podría prevenir las contracciones dolorosas y desfigurantes de los injertos de piel usados para tratar quemaduras.