Entrevista a Gemma Sais Puigdemont, coordinadora del libro 'Dermatología en pacientes de piel negra'

“La condición migratoria modifica la evolución de la patología cutánea”

Hoy ha tenido lugar la presentación del libro Dermatología en pacientes de piel negra, la primera obra en español que existe sobre estas patologías, en la que participan diversos dermatólogos españoles y africanos. Gemma Sais Puigdemont, especialista de la Unidad de Dermatología del Consorci Sanitari del Maresme (Hospital de Mataró, Barcelona) y coordinadora del proyecto, ha explicado a SINC algunos aspectos sobre las lesiones más comunes en las personas de piel negra, así como los tratamientos específicos para su cuidado.

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Imagen: Scifr.

Éste es el primer libro en español sobre el tema. ¿Por qué se ha esperado tanto?

Hasta hace pocos años el conocimiento de la dermatología en la piel negra en España no constituía una necesidad generalizada. La inmigración subsahariana, por ejemplo, estaba concentrada en áreas geográficas muy restringidas, como la comarca del Maresme en Catalunya, por lo que un escaso número de dermatólogos se vio en la necesidad de autoformarse en este campo de la dermatología para dar respuesta a la nueva realidad emergente en la práctica clínica diaria. Esta inquietud no había llegado todavía al ámbito universitario, ni a cursos o congresos dermatológicos nacionales.

A medida que se generaliza la recepción de población inmigrante en todo el territorio español, también crece la conciencia de esta carencia formativa, y empiezan a surgir simposios y ponencias en diversos congresos, centrados en la dermatología de la inmigración.

¿Cuáles son las posibles aplicaciones de estos estudios?

Nuestro proyecto llevaba más de tres años gestándose y creo que nace en un momento muy oportuno. Todo el texto está centrado en dos grandes aspectos: aportar las claves diagnósticas, fisiopatológicas y terapéuticas para el abordaje dermatológico del paciente de piel negra (no siempre superponibles a lo que hemos estudiado en piel blanca) e incidir en cómo la condición migratoria modifica la presentación y evolución de la patología cutánea.

¿Cómo ha sido la colaboración con los especialistas africanos?

La colaboración con el servicio de Dermatología del Centro Hospitalario Universitario Aristide le Dantec de Dakar (Senegal) ha sido enteramente posible gracias a la mediación de la especialista Ana Aliaga, quien ha unificado nuestros esfuerzos y ha coordinado el flujo de información entre España y Senegal. De esta manera ha sido posible la unificación de criterios. En el reparto de los temas, se hizo evidente que los especialistas africanos debían tratar aquellos capítulos referentes a características fisiológicas, hábitos de higiene y cuidado de la piel negra, así como la revisión de enfermedades de baja prevalencia en la población general, como las genodermatosis, o procesos infecciosos que como el sida, muestran una incidencia terrible en el continente africano.

¿Hay algún tratamiento específico para el cuidado de la piel negra?

No pero existen unas prácticas cosméticas distintas entre individuos de etnias, orígenes o culturas diversas. En muchas comunidades negras el uso de pomadas despigmentantes para aclarar o blanquear la piel (hábito que lleva implícita una elevadísima morbilidad, con riesgo de infecciones graves, atrofia e incluso desarrollo de neoplasias) se ha convertido en un verdadero fenómeno social. También es muy habitual la práctica del tatuaje, por motivos estéticos y culturales. Y centrándonos en España, las personas de piel negra van a estar expuestas a unas condiciones ambientales (menos horas de sol, menor grado de humedad ambiental) y emocionales (duelo migratorio) que favorecen la sequedad e hiperreactividad cutánea, incrementando la necesidad de cuidados de esta piel.

¿Cuáles son las patologías más frecuentes en la población de piel negra?

No difieren mucho de las que se observan con mayor frecuencia en la población blanca: acné, eccema, dermatitis seborreica, dermatitis de contacto, infecciones fúngicas, urticaria y verrugas. Destaca, no obstante, la ausencia de lesiones precancerosas y carcinomas cutáneos en esta lista de enfermedades. Debemos además considerar que entre la población negra con un nivel socioeconómico más bajo veremos incrementarse aquellas dermatosis de origen infecto-contagioso (tinea, piodermitis, escabiosis, infecciones de transmisión sexual) así como enfermedades nutricionales y carenciales. A medida que mejora el nivel de vida, aumenta la prevalencia del grupo de enfermedades consideradas alérgicas, como la dermatitis atópica. Existen, por último, enfermedades propias o presentaciones clínicas prácticamente exclusivas de la piel negra, como el acné queloidal de la nuca, la pseudofoliculitis de la barba, la dermatitis papulosa nigra, la pitiriasis rotunda, la queratosis punctata de las líneas palmares, la alopecia traumática o el liquen plano actínico.

Menos posibilidades de cáncer de piel

La piel negra debe su color al hecho de tener no un mayor número de melanocitos (células de la epidermis que producen la melanina), sino melanocitos con unos melanosomas más amplios y numerosos, distribuidos de forma más dispersa en el citoplasma. Esta distribución de melanosomas confiere una protección frente a los efectos carcinogénicos de las radiaciones solares que penetran en el tegumento cutáneo mucho más efectiva que en la piel blanca. Así, evolutivamente, parecen haberse seleccionado los fototipos de piel más pigmentada para aquellas latitudes del mundo más próximas al ecuador, donde la intensidad y duración de la fotoexposición solar es mayor. La protección de la piel negra frente a la carcinogénesis fotoinducida es demostrable. La incidencia de carcinomas en los individuos de piel blanca es unas 75 veces superior a la incidencia de carcinomas en la piel negra. En cambio, sí resulta más prevalente en la población negra el desarrollo de carcinomas sobre úlceras cutáneas crónicas o sobre quemaduras, donde la acción de la radiación solar no es tan relevante. El melanoma maligno también es mucho menos prevalente en individuos de piel negra, con una relación de 1: 16 respecto a individuos blancos. Además se localiza preferentemente en zonas no expuestas y menos pigmentadas, como mucosas, palmas, plantas y aparato ungueal (lo que comúnmente se denomina uña).

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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