El mecanismo identificado, que implica a la proteína PTEN, es crucial para modificar las conexiones sinápticas entre las neuronas durante el aprendizaje y la memoria. Los resultados, publicados en el EMBO Journal, podrían tener implicaciones en el conocimiento de enfermedades cognitivas como el Alzheimer.
Germario de una mosca, en el que se ha teñido el núcleo de azul y la proteína HTS en rojo.
Investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG) han encontrado evidencias que apoyan el origen único de la vida gracias a una aproximación computacional de la evolución de las proteínas. El trabajo, publicado en la revista Nature, revela que la evolución de las proteínas todavía no ha llegado a su límite y sigue en expansión. A su vez, aporta mucha información sobre por qué esta evolución es tan lenta y conservadora mostrando que la estructura de las proteínas es más plástica de lo que se creía.
La anemia sideroblástica está causada por la incapacidad de incorporar el hierro a la hemoglobina, algo esencial para que esta molécula pueda transportar oxígeno de los pulmones a los tejidos. Ahora, investigadores del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano en EE UU han revelado la presencia de una mutación en la proteína GLRX5 en un paciente con este tipo de anemia.
Inflorescencia (disposición de las flores sobre las ramas o la extremidad del tallo) normal de una Arabidopsis thaliana.
Un estudio sobre 18.000 genes puede mejorar el conocimiento sobre la enfermedad renal causada por la diabetes. El trabajo, publicado en el Journal of the American Society of Nephrology, refleja los avances basados en identificar los mediadores claves del daño renal causado por esta enfermedad. ¿La culpable? Una proteína de las neuronas, que destruye las células del riñón.
La proteína beta-amiloide, el principal componente de las placas encontradas en los cerebros de los pacientes de alzhéimer, podría constituir la primera línea de defensa del cuerpo contra la infección. Un estudio, publicado hoy en la revista PLoS One, revela cómo entender el funcionamiento normal de esta proteína podría propiciar estrategias terapéuticas preventivas.
En la imagen, la estructura tridimensional de la proteína beta-amiloide.
Un equipo de investigadores del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) y del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC) han realizado un estudio sobre la proteína quinasa ANKK1, que hasta ahora no había sido identificada. Para la investigadora principal del estudio, se trata de “la pieza que faltaba para una compresión más amplia del fenómeno genético que supone la asociación de TaqIA a las adicciones”. La segunda aportación del trabajo es la localización espacio-temporal de dicha proteína en células astrogliales no sólo en la edad adulta, sino también durante el desarrollo embrionario.