Las emisiones de CO2 alteran la química de las aguas del océano, las acidifican y provocan daños en los organismos marinos, sobre todo a corales o moluscos, que construyen caparazones o esqueletos de carbonato cálcico. Así lo confirma un equipo de investigación español que ha analizado y reconstruido los cambios de acidez marina a lo largo de la historia de la Tierra. Los científicos concluyen que a finales del siglo XXI la acidificación llegará a condiciones sin precedentes de los últimos 40 millones de años.
Una vez agotados los recursos mineros en la superficie terrestre, el ser humano se lanzará a una nueva “aventura”: la explotación de los fondos marinos, una atractiva fuente económica de recursos minerales que ahora parece inagotable por la extensión de los océanos. Pero los mares recogen más del 97% de los seres vivos del Planeta, la gran mayoría desconocidos para la ciencia. Su exploración, ante todo sostenible, arrojará luz allí donde reina la oscuridad.
Los fondos oceánicos son fuente de exploración y explotación de los recursos minerales y representan el 50% de la superficie terrestre. Expertos nacionales e internacionales se reúnen hoy hasta el viernes en Madrid en el primer seminario europeo sobre Los fondos marinos: la nueva frontera para analizar los retos de la comunidad internacional y el marco jurídico y científico de este nuevo horizonte económico.
Arrecife de corales.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha presentado hoy en la Cumbre del Clima de Copenhague la guía Acidificación de los Océanos – los hechos, que sintetiza los datos científicos más recientes acerca de este fenómeno y de la extinción masiva de especies marinas. La guía indica también qué medidas urgentes se deben tomar para contrarrestar su aceleración.
Los crustáceos son una de las especies más afectadas por el incremento de la acidez de los océanos.
Plancton acidificado.
Investigadores franceses han estudiado la variabilidad en un periodo mayor a diez años del fitoplancton para determinar el impacto del cambio climático sobre estos microorganismos. La investigación, que se publica ahora en Science, demuestra que existe una relación directa entre los cambios físicos en los océanos del mundo y la cantidad de fitoplancton que hay en ellos.
Un cámara de Oceana grabando a las especies Cymodocea nodosa y a Posidonia oceanica en Almería.