Un trabajo de investigación internacional ha explorado la implicación y el potencial de las células madre neurales en futuras estrategias terapéuticas contra la epilepsia. Empleando ratones transgénicos, los autores han descubierto que dichas células dejan de generar nuevas neuronas y se transforman en astrocitos reactivos, un tipo celular que promueve la inflamación y altera la comunicación entre neuronas.
Científicos del Instituto de Neurociencias, un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad Miguel Hernández, han descrito nuevas características en la transmisión de información entre las neuronas. En concreto, han detectado la activación de unas proteínas llamadas Go mediante estimulación de receptores de kainato, una señalización implicada en la excitación e inhibición en el sistema nervioso.
Un par de medicamentos, utilizados actualmente para aliviar afecciones de la piel, han demostrado tener una aplicación mucho más interesante: instruir a las células madre en el cerebro para revertir el daño causado por la esclerosis múltiple. Los fármacos fueron capaces de estimular la regeneración de neuronas y revertir la parálisis en modelos experimentales con ratones.
Un nueva investigación analiza la actividad en red de las neuronas, es decir, cuando una neurona emite un impulso y las demás lo hacen. Los investigadores han descubierto la razón que hay detrás de este hecho: durante períodos breves de tiempo el cerebro silencia su actividad y las neuronas dejan de disparar impulsos a la vez.
La capacidad espacial que adquirió el cerebro en su evolución la usamos hoy para saber lo ‘cercana’ que resulta otra persona. Del mismo modo, la maquinaria neuronal que se creó para procesar rostros y objetos se ha reutilizado para leer, y nuestras antiguas vivencias en pequeños grupos de cazadores-recolectores todavía se manifiesta cuando personificamos en alguien problemas universales como el hambre o la pobreza. Así lo reflejan los últimos estudios de neurociencia social.
El tratamiento contra el cáncer cerebral incluye sesiones de radiación que, a veces, pueden destruir células esenciales en la transmisión del impulso nervioso. Ahora, científicos de Nueva York han sustituido estas células en cerebros de ratas por otras nuevas, obtenidas a partir de células madre humanas. Las ratas así tratadas recuperaron sus funciones motoras y cognitivas.
La serotonina que segrega el cerebro cuando nos rascamos hace que aumente la sensación de picazón. Lo acaban de demostrar investigadores estadounidenses, que consideran que, para curar el picor crónico, la clave está en el neurorreceptor encargado de esta sensación.
Investigadores del Instituto de Salud Carlos III han demostrado una nueva estrategia para bloquear la proteína que impide el crecimiento de los axones, las ramificaciones de las neuronas que transmiten los impulsos nerviosos. El avance puede ayudar a desarrollar terapias para las lesiones cerebrales y medulares.
Investigadores del Centro Nacional de Biotecnología (CNB, CSIC) han descrito el papel que desempeña la proteina ICAM-5 en las adhesiones y el desarrollo neuronal. Se ha detectado la asociación de esta biomolécula con otras proteínas relacionadas con la enfermedad de Alzheimer.
Un nuevo estudio, publicado en Science Translational Medicine, revela que las personas con niveles reducidos de la proteína TREM2 podrían tener un mayor riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como alzhéimer o demencia frontotemporal. Desde hace unos años se conoce que las mutaciones en TREM2 causan unas raras y agresivas patologías neurodegenerativas.