Unas extrañas estructuras poligonales del cráter Gale, en Marte, podrían haberse formado por procesos de contracción termal, asociados a un clima frío en el pasado del planeta. Así lo revela un estudio en el que participan investigadores del Instituto de Geociencias (Universidad Complutense de Madrid-CSIC). Otro trabajo concluye que algunas de las rocas del mismo cráter, fotografiadas por el robot Curiosity, son sedimentarias.
Curiosity cumple tres años sobre el planeta rojo. / NASA
Muestra de polvo de roca extraída por el taladro del rover Curiosity. / NASA/JPL-Caltech/MSSS
El equipo de la misión MSL de la NASA ha anunciado esta semana que el rover Curiosity ha descubierto moléculas orgánicas en Marte, pero ¿son realmente marcianas? Lo son, según explica a Sinc un investigador español implicado en el proyecto, Alberto González Fairén (Madrid, 1972), que se acaba de trasladar desde la Universidad Cornell en EE UU hasta el Centro de Astrobiología en Madrid. "Es un descubrimiento para los libros de texto", subraya este astrobiólogo.
La NASA acaba de confirmar por primera vez que en el suelo marciano hay compuestos orgánicos. Se trata de clorobenceno y otras moléculas con carbono y cloro, según ha detectado el vehículo Curiosity taladrando en la superficie del planeta rojo. Las sustancias están libres de contaminación terrestre y parece que no las ha generado el propiro rover: son realmente marcianas. Ahora habrá que investigar si su origen es volcánico, hidrotermal, atmosférico, meteorítico o biológico.
Los fragmentos de roca y granos de arena marciana analizados por el rover Curiosity contienen moléculas de H2O. El vehículo también ha descubierto por primera vez en Marte la presencia de ‘mugearita’, un basalto asociado a las islas y fosas en la Tierra. Son algunos de los resultados que cinco equipos de científicos publican esta semana en la revista Science.
A lo largo de su vuelo hasta Marte, el rover Curiosity fue registrando la radiación cósmica y solar que actuó sobre la nave. Los datos han permitido calcular que, con los sistemas de propulsión y protección actuales, la dosis recibida en un viaje de ida y vuelta al planeta rojo rondaría los 0,66 sievert, un dato de gran interés para las futuras misiones tripuladas al planeta rojo. Las agencias espaciales proponen que las tripulaciones no superen dosis de 1 sievert.
Conglomerados y guijarros localizados por Curiosity en Marte, que recuerdan mucho a los de los ríos de la Tierra. / NASA
Rocas del lecho rocoso de Yellowknife Bay, en el cráter Gale. / NASA