Tablas de madera de castaño en la serrería. Foto: Cetemas
Investigadores del Centro Tecnológico Forestal y de la Madera de Asturias han caracterizado las propiedades resistentes del castaño producido en España. El trabajo ha allanado el camino para el uso estructural de esta madera, cuya certificación ya está siendo evaluada por el comité europeo de normalización.
Proceso de excavación en el yacimiento neolítico de la Draga. Imagen: J. Casanova.
España produce anualmente más de 150.000 toneladas de pellets. Gran parte de este material procede de biomasa forestal residual, cuya cantidad disponible es de varios millones de toneladas al año si se considera el crecimiento de los bosques españoles. Miguel Ángel Abián, responsable del Dpto. de Tecnología y Biotecnología de la Madera del Instituto Tecnológico AIDIMA y premio Schweighofer 2009 en construcción con madera, habla en esta entrevista de la biomasa forestal y de otras cuestiones relacionadas con el sector de la madera y su futuro.
El dibujo reconstruye la forma que tendría la pieza en función del negativo hallado. Imagen: Jordi Mestre / IPHES
Los incendios forestales son un fenómeno natural de los ecosistemas mediterráneos. En las últimas décadas, sin embargo, su repetición y extensión se han convertido en un importante problema económico, social y de conservación de la biodiversidad. El abandono de las actividades agrícolas, ganaderas y de explotación tradicional de los bosques ha propiciado la dinámica de los fuegos actuales. Hoy en día, la superficie forestal en Cataluña es de las más extensas que ha habido nunca y la estructura y la carga de las comunidades vegetales es muy propensa a la inflamabilidad.
Su clara y delicada madera se utiliza para fabricar las muñecas Matrioshkas, pero éste es sólo uno de los múltiples usos del abedul. Presente en áreas deforestadas o abandonadas, esta especie rara y escasa, ha acompañado al ser humano durante siglos. Y lo seguirá haciendo si los incendios y el cambio climático se lo permiten.
La empresa pública de Medio Ambiente ha puesto en marcha el proyecto científico Ribpellet, para aprovechar los residuos de una fábrica de bobinas de madera, así como los restos procedentes de los clareos y limpiezas de bosque, para producir pieles adaptadas a los estándares de calidad de los países europeos punteros en el sector.