España produce anualmente más de 150.000 toneladas de pellets. Gran parte de este material procede de biomasa forestal residual, cuya cantidad disponible es de varios millones de toneladas al año si se considera el crecimiento de los bosques españoles. Miguel Ángel Abián, responsable del Dpto. de Tecnología y Biotecnología de la Madera del Instituto Tecnológico AIDIMA y premio Schweighofer 2009 en construcción con madera, habla en esta entrevista de la biomasa forestal y de otras cuestiones relacionadas con el sector de la madera y su futuro.
El sector de la madera pasa por ser un sector poco propenso a la innovación. ¿Es eso cierto?
Existe esa percepción; pero la verdad es que hay mucha innovación, sobre todo en tratamientos protectores de la madera, modificación de su estructura celular y materiales derivados. Por ejemplo, en el caso de la modificación de la madera se ha investigado mucho en madera transformada térmicamente y en madera modificada mediante resinas. Con estos tratamientos se consiguen mejorar las prestaciones de la madera, sobre todo la estabilidad dimensional y la resistencia a hongos e insectos. En el campo de la construcción estamos trabajando en proyectos de I+D enfocados a la arquitectura paramétrica y orgánica, con el fin de fomentar el uso de la madera en estructuras que con otros materiales no serían viables técnica o económicamente.
¿Qué futuro ve al sector de la madera?
Si apuesta por seguir innovando, un gran futuro. Ahora bien, hay que asociar la madera con la modernidad. La innovación no es solamente para los aceleradores de partículas elementales o en la biomedicina, sino para infinidad de posibilidades más sencillas. Por ejemplo, aireadores para puertas a fin de ventilar correctamente estancias, cantos para perfiles o molduras, tableros ligeros... La madera es un excelente material resultado de millones de años de evolución, pero a veces no se perciben sus ventajas. Por ejemplo, muchísimos consumidores piensan que la industria de la madera perjudica a los bosques, cuando en países como España, Alemania y Austria la superficie forestal ha aumentado en la última década. La clave es gestionar correctamente los bosques, y no rechazar la madera por falta de información.
Muchos arquitectos no incorporan el uso de la madera estructural por sus supuestos problemas. ¿A qué se debe la mala fama del material?
Sobre todo a desconocimiento del material. Se piensa que la madera tiene siempre problemas de pudrición, de envejecimiento o poca resistencia al fuego. El desconocimiento de la madera ocasionó en el pasado muchos problemas en estructuras y carpintería, lo cual contribuyó a que existiera un cierto rechazo que se ha ido superando lentamente, demasiado lentamente. A veces se utilizaron especies de madera que no eran adecuadas para España, o madera sin tratar o tratada erróneamente. Afortunadamente, los arquitectos y los decoradores cada vez recurren más al asesoramiento y control de calidad del Instituto Tecnológico del Mueble, Madera, Embalaje y Afines, AIDIMA, desde el principio del proyecto.
Hoy existen muchos tratamientos y soluciones constructivas para que la madera sea un material tan válido como el hormigón o el acero. Gracias al Código Técnico de la Edificación (vigente en toda Europa), la madera ya lleva un tiempo en pie de igualdad con el resto de los materiales de la construcción. Es más: si se considera su baja densidad, su buen aislamiento térmico y acústico y el escaso coste energético de transformarla, presenta ventajas indudables frente a otros materiales, como el hormigón o el aluminio, que presentan altas concentraciones de contaminación en sus procesos de fabricación.
¿Y no se ha visto superada la madera por otros materiales como el plástico?
No. Quizá le suene muy tajante mi respuesta, pero es la verdad. Los plásticos proceden del petróleo, que no es una materia prima renovable y tiene un elevado coste de extracción y depuración. Cuando hablamos de madera, no me refiero solamente a la madera maciza, sino también a sus materiales derivados: madera laminada encolada, microlaminada, tableros, etc. Con todas esas opciones, la madera es imbatible frente al plástico.
La madera es un material que se ha desarrollado a lo largo de millones de años de evolución en un proceso muy competitivo por parte de los árboles para captar luz, agua y nutrientes del suelo. Los bosques no son lugares pacíficos, en absoluto: ¡los árboles luchan a muerte continuamente por su supervivencia, aunque en silencio! Su escala de tiempos es demasiado grande para que nos percatemos de sus batallas y escaramuzas. Nosotros hemos dejado atrás la selección darwinista, pero ellos no. Si recordamos nuestros orígenes nos daremos cuenta de lo presuntuoso que resulta creer que fabricamos materiales mejores que la madera: todas las especies maderables existían ya cuando el Homo sapiens aún balbuceaba.
Cada vez se habla más de biomasa forestal, ¿pero es viable esta biomasa como energía renovable?
Sí, siempre que se tenga en cuenta desde el principio la variabilidad del territorio y las clases de formaciones forestales. Con la tecnología actual pueden implantarse instalaciones de una alta eficiencia energética, baja inversión económica y gran comodidad para el consumidor. La biomasa forestal se destina a uso térmico, y ahí es un material muy competitivo por precio y potencia calorífica. Dos kilogramos de pellet equivalen energéticamente a un litro de gasóleo o a un metro cúbico de gas natural.
¿Qué limitaciones tiene en la biomasa forestal?
Por ahora se emplea sobre todo en uso doméstico o autoconsumo en el caso de algunas fábricas que utilizan calderas. Su uso, sobre todo en forma de pellets, se está extendiendo a ámbitos cada vez más extensos, como prueba el hecho de que se están desarrollando ahora seis pruebas pilotos para estudiar la viabilidad de la biomasa forestal como fuente energética en Cataluña, y en otros puntos del territorio nacional.
¿Cuáles son las ventajas de la biomasa forestal frente a otras fuentes de energía?
Esta biomasa es un combustible estable y muy competitivo frente a otros como el gas natural o el gasoil, pues tiene un coste de producción muy bajo: proviene de restos de podas, desbroces y acciones forestales. Es renovable, siempre que se haga una gestión forestal adecuada, y por tanto es una opción viable para cumplir los compromisos internacionales de reducción de consumo de los combustibles fósiles. Por último, esta biomasa fomenta el empleo en el ámbito rural y cumple, por tanto, el principio de sostenibilidad del territorio.
¿Qué retos tiene por delante la biomasa forestal en España?
Según la experiencia de AIDIMA tiene varios, pero el principal es crear un mercado ibérico de biomasa forestal de tamaño medio o grande. Por el momento falta demanda. Para obtenerla resultará imprescindible el apoyo de la administración pública y de los propietarios forestales, así como la difusión de las ventajas y posibilidades de esta biomasa, el aumento de la superficie de montes ordenados en los que se tenga en cuenta la recogida y aprovechamiento de la biomasa, y la mecanización de la recogida en el monte, entre otros aspectos.