El agua contaminada con la que se enfriaron los reactores nucleares ha sido tratada para retirarle los residuos radioactivos. La operación de verterla al Pacífico ha recibido críticas dentro y fuera de Japón.
Tras el terremoto de magnitud 7,4 registrado este miércoles en el norte del país, Japón ha informado por el momento de cuatro personas fallecidas y dos centenares de heridos, además de cuantiosos daños materiales. En la central de Fukushima-Daiichi, en pleno proceso de desmantelamiento, se han detectado algunas incidencias pero ninguna variación en los niveles de radiación.
Alerta de tsunami en Japón por un terremoto de magnitud 7,3. / EFE/EPA/USGS
El accidente de Fukushima obligó a evacuar una gran zona alrededor de la central nuclear. Libre de humanos, jabalíes, civetas, mapaches japoneses y macacos, protagonistas del #Cienciaalobestia, han sobrevivido a la contaminación, como lo hicieron otros animales 35 años antes en Chernóbil. El área experimenta ahora un proceso de renaturalización.
En el décimo aniversario de las explosiones en la planta atómica japonesa, cerca de 5.000 empleados continúan las labores de desmantelamiento y descontaminación. Preocupa la acumulación del agua contaminada, por lo que se está valorando una decisión polémica: verterla al mar de forma controlada. Mucho más complicado va a ser la extracción del combustible de los reactores y la futura eliminación de residuos.
El proyecto europeo SHAMISEN trabaja para mejorar, en el caso de accidente nuclear, el seguimiento médico y las condiciones de vida de las poblaciones afectadas sin generar daños colaterales o ansiedad innecesaria. Participantes de 19 instituciones europeas y japonesas hicieron un análisis crítico de la respuesta a accidentes previos, particularmente en Chernóbil y Fukushima. El resultado es un documento de 28 recomendaciones para optimizar la respuesta a un accidente de radiación.
Durante el accidente nuclear de Fukushima se emitieron a la atmósfera gran cantidad de elementos radiactivos, que llegaron a lugares tan alejados de Japón como España. Aunque las cantidades detectadas en nuestro país fueron muy bajas, así lo confirman las mediciones de yodo-131 y yodo-129 registradas en Sevilla por investigadores del Centro Nacional de Aceleradores.