El Gobierno japonés señaló este miércoles que las autoridades de Fukushima siguen investigando los potenciales efectos de la radiactividad en la salud de los habitantes de esa región a raíz del accidente nuclear de 2011, y después de que ayer la ONU publicara un informe sobre ese tema.
El portavoz del Gobierno japonés afirmó que las investigaciones buscan responder a las preocupaciones de la gente sobre este asunto. Así, afirmó que garantizar la salud de los residentes es una de las prioridades de la reconstrucción y recuperación del área damnificada.
La ONU publicó este martes un informe en el que señala que "no existen evidencias" que vinculen los residuos radiactivos liberados por la fusión nuclear triple en la central de Fukushima Dai-ichi con el aumento de la incidencia de una enfermedad -en concreto, casos de cáncer de tiroides en jóvenes de la región-, achacándolo a otros factores.
El informe coincide con otros estudios encargados por el Ejecutivo nipón y publicados en 2017, que llegaban a conclusiones parecidas y no podían establecer una correlación entre radiactivdad y este cáncer, aunque apuntaban que era necesario un seguimiento a largo plazo de hasta 20 o 30 años para extraer conclusiones más fiables.
El temor a la radiactividad es una de las principales razones por las que en torno a la mitad de las 36.000 personas que siguen desplazadas por el accidente no tienen deseos de volver, incluso aunque se levante la evacuación de la zona.
Este accidente sigue generando rumores junto a la incertidumbre de desmantelamiento de la accidentada central.