Un equipo internacional de científicos, con participación española, ha recuperado por primera vez material proteínico del esmalte dental de Homo antecessor con una antigüedad de 800.000 años. El análisis sugiere que esta especie, una de las primeras especies de homínidos, estuvo estrechamente relacionada con Homo sapiens, Homo neanderthalensis y denisovanos.
La fabricación sistemática de cráneos copa fue un ritual que se extendió desde finales del Paleolítico, hace 20.000 años, a la edad del Bronce, hace unos 4.000 años. Así lo revela el estudio de las marcas de carnicería sobre fósiles de Atapuerca y de otros yacimientos europeos. La extracción del cuero cabelludo y de la carne fue meticulosa y destinada a limpiar esta parte del cuerpo con el fin de elaborar cuencos.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona han encontrado evidencias genéticas de adaptaciones en 2.859 regiones del genoma, incluidas algunas bien conocidas como las responsables de la tolerancia a la leche o de la adaptación a la altitud. Los datos son fruto del proyecto PopHumanScan, un catálogo exhaustivo de regiones que muestran evidencias de la selección natural en el genoma humano.
El paleoneurólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, Emiliano Bruner, confirma en su último trabajo que el mayor tamaño del precúneo en los Homo sapiens es una de las diferencias más evidentes respecto al cerebro de los chimpancés. Esta es una de las áreas más variables entre individuos adultos, esencial para la integración visoespacial, que coordina las relaciones entre cerebro, cuerpo y ambiente.
Un estudio internacional liderado por la Universidad de Valladolid (Uva) determina el origen de un periodo clave en la evolución humana, el Achelense, que representa la aparición de un comportamiento complejo en el género Homo. En un artículo publicado en Scientific Reports, los científicos fijan en 1,7 millones de años ese trascendental momento.
Investigadores españoles han participado en el análisis de la falange de un homínido de hace 1,9 millones de años. Aunque no se ha identificado la especie a la que pertenecía, sí se sabe que ya se había adaptado a la vida terrestre y realizaba el mismo tipo de tareas que los humanos actuales. Es, por tanto, el hueso más antiguo perteneciente a una mano considerada moderna por su morfología y funcionalidad.
En mayo de 1997, un equipo de investigadores descubrió en la sierra de Atapuerca (Burgos) los primeros restos de una nueva especie: Homo antecessor. Este mes se cumplen 18 años del hallazgo que, aún hoy, está sujeto a controversia. Los científicos José Mª Bermúdez de Castro y María Martinón-Torres, entre otros, recogen en un estudio las investigaciones realizadas durante los últimos años sobre esta especie, a la espera de hallar más fósiles en el yacimiento de la Gran Dolina.
Las marcas observadas en los restos fósiles pueden ser de origen humano o animal. Un experimento realizado por el IPHES ha permitido demostrar que las marcas halladas en huesos de conejos en yacimientos arqueológicos son obra de crías de lince ibérico, que modifican los restos de la misma manera que sus progenitores. Los resultados arrojan luz sobre los comportamientos de los linces durante la prehistoria.
Un reciente estudio publicado en el Journal of Human Evolution por un equipo científico español ha demostrado que la morfología de las falanges, y por tanto de la mano, ha permanecido estable desde hace 1,3 millones de años.