¿En qué se parece el cambio climático actual y el de hace 56 millones de años, descubierto por Ellen Thomas y su colega James Zachos? Tal y como documentaron estos científicos, aquel episodio fue ocasionado por grandes emisiones de CO2 a la atmósfera. Otra similitud es que se trató de un calentamiento global que produjo largos periodos de sequía, seguidos de fuertes lluvias e inundaciones. “Lo mismo que ocurre y nos toca padecer ahora en todo el mundo”, dice Thomas.
La investigadora y ecóloga francesa hace hincapié en la forma en la que tendemos a invisibilizar la huella digital. No se trata solo de reducir el streaming por los gases de efecto invernadero que este genera, sino de ser sobrios en el consumo y en tomar conciencia del daño que causamos a la salud de las personas y del planeta. Así lo sugiere en el documental Frankenstream. El monstruo que nos devora, que alerta sobre el impacto global de la industria de internet.
En la lucha contra la crisis climática, los países históricamente responsables de las emisiones excesivas de dióxido de carbono deberían pagar unos seis billones de dólares cada año, hasta 2050, para indemnizar a otros estados vulnerables a un calentamiento global del que no son responsables. Así lo señala un trabajo internacional sobre compensaciones por apropiación atmosférica.
A partir de 2035, en Europa solo podrán venderse automóviles neutros en carbono. En este contexto se posicionan en la agenda los e-fuels o electrocombustibles. Urgen soluciones, pero para dejar de contaminar no hay una única respuesta, recuerdan los expertos. Hay que diversificar las fuentes de energía, dependiendo de los costes y las alternativas de que disponga cada sector.
El cumplimiento de los acuerdos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero conlleva desafíos pero también recompensas. Una investigación del Centro Vasco para el Cambio Climático ha evaluado el impacto de los nuevos objetivos de la COP26 en Glasgow y, si se llevan a efecto, se podría restringir el calentamiento global a 1,7-1,8 °C.
Un estudio en el que participan la NASA y el World Agroforestry con sede en Burkina Faso provee una amplia base de datos con nuevas mediciones sobre la cantidad de carbono que capturan tanto los bosques como los ejemplares individuales en una zona semiárida de África subsahariana.
La Tierra ha vuelto a superar en 1 °C la temperatura media preindustrial por octavo año consecutivo y los satélites han registrado concentraciones máximas de CO2 y metano, según el Servicio de Cambio Climático del programa europeo Copernicus. El pasado año fue el quinto más cálido a escala global, con temperaturas elevadas nunca vistas en algunas zonas, y el segundo en Europa, que también tuvo su verano más caluroso de la historia.
Solo en 2020 se detectaron en el Ártico siberiano 423 incendios, que quemaron unos tres millones de hectáreas. Esto provocó la emisión de 256 millones de toneladas de CO2, una cantidad similar a todo lo emitido en España durante un año, según un estudio liderado por investigadores españoles.
Investigadores de Reino Unido y Portugal han utilizado métodos computacionales para diseñar catalizadores biológicos y han logrado que el nivel de producción de carburante se multiplicara por 18 en el laboratorio, sin generar residuos ni desperdiciar energía.
Las colas de los aviones suelen ser verticales y centradas en su parte posterior, pero investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han calculado que si su configuración es en V bajan las emisiones de óxidos de nitrógeno en casi un 2 % y por encima del 1 % las de CO2, además de conseguir ahorrar un 0,7 % en combustible.