La Tierra ha vuelto a superar en 1 °C la temperatura media preindustrial por octavo año consecutivo y los satélites han registrado concentraciones máximas de CO2 y metano, según el Servicio de Cambio Climático del programa europeo Copernicus. El pasado año fue el quinto más cálido a escala global, con temperaturas elevadas nunca vistas en algunas zonas, y el segundo en Europa, que también tuvo su verano más caluroso de la historia.
Nuevos datos del Servicio de Cambio Climático (C3S) Copernicus de la Unión Europea revelan que 2022 fue otro año de extremos climáticos con numerosos récords de altas temperaturas y un aumento de las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero, además de intensas sequías e inundaciones.
El verano del año pasado fue el más cálido registrado en Europa y cada mes del verano boreal fue al menos el tercero más cálido a escala mundial. En conjunto, el pasado año fue el segundo más cálido registrado en Europa, mientras que a escala mundial fue el quinto más caluroso.
Así lo recoge el informe del Clima Global 2022 del C3S, creado por el Centro Europeo de Predicciones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF). Los datos se han obtenido del sistema satelital Copernicus.
Mujer usando un paraguas para protegerse del sol en el distrito financiero de Londres el pasado mes de julio. / EFE/EPA/TOLGA AKMEN
En el conjunto del año, la temperatura media se situó 0,3°C por encima de la del periodo 1991-2020 y 1,2° por encima de la del periodo 1850-1900, usado habitualmente como aproximación a la era preindustrial.
2022, fue el octavo año consecutivo con temperaturas superiores en más de 1°C a las del nivel preindustrial, con termómetros que se situaron más de 2°C por encima de la media del periodo 1991-2020 en zonas del norte de Siberia central y a lo largo de la Península Antártica.
Los científicos advierten, en sus estudios y en las sucesivas cumbres climáticas, de que para evitar alcanzar puntos de no retorno, el calentamiento global debería limitarse este siglo a 1,5 ° respecto a los valores preindustriales. En ell
Por delante de 2022, los años más caluros son 2016, 2020 y 2019 y 2017, según el análisis del C3S, que apunta que estas medidas pueden diferir de las de otros organismos internacionales.
Entre las regiones en las que se vivió el año más cálido desde que hay registros figuran amplias áreas de Europa occidental, Oriente Medio, Asia Central, China, Nueva Zelanda, el noroeste de África y el Cuerno de África.
Lo preocupante no es que se batieran récords por países, sino que, globalmente, fuera el octavo año consecutivo superando en 1° la temperatura media preindustrial, ha subrayado el director del C3S, Carlo Buontempo, quien ha advertido de que las previsiones apuntan a que este verano también se alcanzarán temperaturas elevadas.
Las concentraciones atmosféricas de CO2 aumentaron aproximadamente 2,1 partes por millón (ppm), un ritmo similar al de los últimos años; mientras que las de metano se incrementaron en unas 12 partes por mil millones (ppb), una velocidad por encima de la media aunque inferior a los máximos históricos de los dos últimos años.
El año cerró con una media de unos 417 ppm de CO2 y 1.894 ppb de metano en la atmósfera, lo que, en ambos casos, supone las concentraciones más altas registradas por satélite. Si se incluyen otros registros, en el caso del CO2 sería el nivel más alto en más de 2 millones de años y en el del metano, el mayor en más de 800.000 años.
"Los gases de efecto invernadero son los principales impulsores del cambio climático y su concentración sigue aumentado cada año y no muestran señales de desaceleración, ha advertido el director del Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus, Vincent-Henri Peuch.
El Viejo Continente vivió su segundo año más cálido desde que hay registros, superado solo por 2020, tras anotarse su verano más caluroso y su tercer otoño más caliente, tras 2020 y 2006, según el informe, que revela que toda Europa, a excepción de Islandia, registró temperaturas anuales superiores a la media de 1991-2020.
La persistente escasez de precipitaciones, combinada con las altas temperaturas y otros factores, provocó una sequía generalizada y una actividad incendiaria inusualmente alta en el suroeste europeo, especialmente en España y Francia.
Las emisiones procedentes de incendios forestales entre junio y agosto fueron las más altas para la UE y Reino Unido de los últimos 15 años. Solo Francia, España, Alemania y Eslovenia registraron las mayores emisiones por fuegos estivales de los últimos 20 años.
En febrero, la extensión del hielo marino de la Antártida mostró su nivel diario más bajo en 44 años de registros satelitales. La del Antártico alcanzó valores récord o casi récord durante seis meses. Ambas regiones polares registraron episodios de temperaturas récord.
A modo de ejemplo, en la estación de Vostok (Antártida) se alcanzaron en marzo los -17,7°C, la cota más alta en 65 años de registros. En septiembre, en el centro de Groenlandia se superó en 8°C la temperatura media para ese mes.
En las regiones tropicales y subtropicales, las temperaturas premonzónicas extremadamente altas en Pakistán y norte de la India provocaron prolongadas olas de calor en primavera y máximas y mínimas de récord.
El centro y este de China sufrió también una larga ola de calor, con la consiguiente sequía durante el verano. En julio y agosto, Pakistán registró precipitaciones récord que provocaron inundaciones a gran escala en amplias zonas del país.
Australia experimentó temperaturas por debajo de la media y episodios de inundaciones generalizadas, una situación típicamente asociada a la persistencia del fenómeno La Niña y acentuada, probablemente, por la saturación de los suelos.
"2022, fue un año más de extremos climáticos en Europa y en todo el mundo. Estos acontecimientos ponen de manifiesto que ya estamos experimentando las devastadoras consecuencias del calentamiento del planeta", según la directora adjunta del C3S, Samantha Burgess.
En su opinión, este informe del Clima Mundial en 2022 demuestra claramente que para evitar las "peores consecuencias" es necesario que la sociedad reduzca "urgentemente" las emisiones de dióxido de carbono y se adapte rápidamente al cambio climático.