Este estudio, realizado por científicos del Cima Universidad de Navarra, contribuye al desarrollo de mejores herramientas para estudiar la inmunidad antitumoral de los pacientes en el laboratorio.
Investigadores del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) han estudiado la migración de grupos celulares mediante un control de luz azul. Así han demostrado que no existe una célula líder que guíe el movimiento colectivo, sino que todas participan en el proceso. El hallazgo podría ayudar en tratamientos frente a la proliferación de tumores o para acelerar la curación de heridas.
Un estudio internacional, publicado en la revista Nature Cell Biology, ofrece una nueva perspectiva para comprender mejor la transformación maligna de las células que ocurre en esta enfermedad. Entre los hallazgos se encontraron varias proteínas implicadas en la formación de entidades celulares.
El péptido intestinal vasoactivo, con una amplia distribución en el organismo, acelera la formación de células encargadas de sintetizar nuevo hueso: los osteoblastos. Así lo señala un estudio de la Universidad Complutense de Madrid, donde se aportan evidencias para el diseño de futuras estrategias terapéuticas en enfermedades óseas.
En la división celular los microtúbulos funcionan como largas ‘sogas’ de nanómetros de grosor dentro de las células, que tiran de los cromosomas para que cada célula hija se quede con una copia del material genético. El trabajo de un equipo científico español sienta las bases de futuros avances en el tratamiento de enfermedades que van desde el cáncer a los trastornos del neurodesarrollo.
Investigadores del Cima Universidad de Navarra y de la Universidad de Cambridge han descrito por primera vez unos mecanismos específicos de este tumor sanguíneo que impiden el desarrollo de células sanas y favorecen su evolución. El hallazgo abre nuevas vías para el desarrollo de tratamientos contra esta patología, de la que se prevé que haya 6.400 nuevos casos en España en 2023.
En un paquete de 21 artículos, científicos de todo el mundo presentan esta semana el primer borrador del mapa de las células del cerebro humano, donde aparecen más de 3.000 tipos diferentes. Se abre así una nueva era en la investigación de este complejísimo órgano y sus enfermedades.
Científicos españoles sugieren que los componentes moleculares de nuestras células cerebrales podrían haber comenzado a formarse hace unos 800 millones de años en los ancestros de animales que hoy habitan discretamente en zonas poco profundas del mar.
Mediante el uso de minimodelos del cerebro humano, la bioinformática y la inteligencia artificial, investigadores austriacos y suizos han desarrollado un sistema para identificar los tipos de células vulnerables y las redes de regulación génica que pueden estar detrás de los trastornos del espectro autista.
Según un estudio liderado por el Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación, el harmol podría influir sobre los parámetros metabólicos y reduciría la fragilidad. En el trabajo, realizado con modelos animales, han participado también investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria. Los resultados se han publicado en Nature Communications,