Un estudio internacional de más de 400 científicos ha identificado por primera vez una fuente constante de emisiones de neutrinos en la galaxia Messier 77. El hallazgo, que ha detectado estas ‘particulas fantasma’ bajo el hielo del Polo Sur, nos puede ayudar a comprender mejor algunas de las mayores incógnitas del universo, como los agujeros negros.
Aunque la capa de hielo flotante del Ártico está desapareciendo debido al cambio climático, en la Antártida hasta hace poco ocurría lo contrario: se estaba expandiendo. Sin embargo, en febrero, se detectaron los valores más bajos jamás registrados. Es la primera vez que su extensión se sitúa por debajo de los dos millones de kilómetros cuadrados.
Nunca se habían producido anomalías térmicas en ambos polos simultáneamente, lo que supone una clara señal de disrupciones del sistema climático global.
Una expedición internacional ha conseguido localizar a 3.008 metros de profundidad, y en muy buen estado de conservación, los restos del navío con el que Ernest Shackleton trató de cruzar la Antártida a principios del siglo XX. Tras quedarse la embarcación atrapada en el hielo, su hundimiento propició una de las misiones de rescate más increíbles del siglo pasado.
Un equipo de científicos con participación española ha hallado altas concentraciones de mercurio, el tercer elemento más peligroso según la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades, en tres especies de estas aves. El estudio muestra que el metal se estaría acumulando en los ecosistemas antárticos.
Un estudio con participación española ha permitido encontrar trazas de materiales plásticos en las heces de pingüinos antárticos de tres diferentes especies: Adelia, barbijo y papúa. El equipo ha hallado en las muestras poliéster y polietileno, entre otras partículas de origen humano, como las fibras de celulosa.
Un gigantesco bloque de hielo con una superficie de 4.320 km2 se ha separado de la plataforma antártica de Ronne, en el mar de Weddell. El colosal iceberg, bautizado como A-76, ha sido detectado por satélites de la Agencia Espacial Europea.
Un nuevo trabajo demuestra que en la atmósfera de la Antártida se forman partículas procedentes de los gases liberados por los microorganismos que habitan el hielo marino y las aguas que lo rodean. El deshielo aumenta estas partículas que favorecen la formación de nubes, lo que puede ayudar a reducir la radiación solar que recibe la región.
Después de casi una década observando sus grietas, un iceberg gigante con una extensión de 1270 km2 se ha separado el 26 de febrero de la plataforma de hielo Brunt, según han confirmado la British Antarctic Survey y el satélite europeo Sentinel-1. La ruptura se ha producido a menos de 20 km de la estación británica Halley VI, aunque su personal fue evacuado por precaución unos días antes.