En la pandemia de covid-19 no hay evidencias que justifiquen el cierre de aulas para interrumpir la transmisión y proteger la salud de los menores. En cambio, sí existen pruebas del daño que provoca en ellos el abandono del ámbito escolar.
Monólogos, animaciones, tomates y marionetas sirven de herramientas para acercar la ciencia a las aulas de colegios e institutos. Varias iniciativas proponen una nueva forma de divulgar más amena, entretenida y rigurosa para despertar la curiosidad de los alumnos.
Esta es una de las conclusiones recogidas en el último libro del sociólogo de la Universidad de Salamanca (Usal) Fernando Gil Villa, titulado “El fantasma de la diferencia. Inmigración en la escuela”, realizado a partir de un estudio en 28 centros públicos de Castilla y León durante dos años.
El estudio refuerza la teoría de que cuanto más aprendizaje práctico y activo se desarrolle en el ámbito académico, mayor beneficio recibirán los estudiantes.
Un equipo internacional de expertos en neurociencia, psicología, educación y el aprendizaje automático han sintetizado una nueva ciencia del aprendizaje que ya está remodelando la forma en que pensamos sobre el aprendizaje y creando nuevas oportunidades para “reinventar” las aulas en el siglo XXI. El estudio aparece en el último número de Science.
El robot social se puede utilizar con niños preescolares.
TeleAstronomía es un nuevo proyecto divulgativo del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) que pretende mostrar la actividad de un observatorio astronómico en las aulas a través de internet.