El etanol, un biocombustible producido a partir de almidón de maíz, se presenta como una alternativa ecológica al petróleo, pero su producción en masa puede tener efectos muy contaminantes. Así lo demuestra un reciente estudio elaborado por científicos de las universidades de Wisconsin y British Columbia, sobre el efecto de la producción de biocombustible en la contaminación del Golfo de México.
El nitrógeno y el fósforo que contienen los fertilizantes agrícolas, como los que se emplean en los campos de maíz de la región central de EE UU, provocan un crecimiento excesivo de algas en cuerpos de agua, un problema habitual a lo largo de Norteamérica. Este fertilizante es la primera fuente de contaminación de nitrógeno en el río Mississipi, que se desliza hacia el Golfo de México, creando una ‘zona muerta’ que acaba con la vida acuática. Los resultados de la investigación sugieren que si los EE UU lograsen alcanzar sus objetivos de producción de etanol (unos 15.000 millones de galones de etanol de maíz para 2022), la descarga de nitrógeno del río Mississipi al Golfo de México aumentaría entre un 10 y un 19 por ciento.