Una investigación internacional con participación española destaca la importancia de buscar nuevos enfoques para abordar los efectos que tendrán la sequía y las altas temperaturas sobre los cultivos de la eurozona. Estudiar los factores que más contribuyen a las pérdidas facilitará el desarrollo de estrategias de adaptación a las nuevas condiciones, según los autores.
Uno de los mayores desechos agrícolas del mundo, los residuos del maíz, se podrían utilizar para producir diminutos cristales de celulosa, un material más resistente que el acero. La técnica para realizar esta transformación la ha desarrollado una investigadora de la Universidad de Córdoba, junto a científicos de Francia y EE UU.
Un equipo internacional de científicos, liderado por un investigador de la Universidad de Málaga, ha estudiado las bases metabólicas y bioquímicas del maíz para encontrar nuevos cultivos que permitan la producción de grano con un menor uso de fertilizantes. El trabajo propone un nuevo modelo metabólico de las hojas de esta planta para reducir la dependencia de los abonos químicos.
Investigadores de las universidades de Sevilla y Córdoba han comprobado el incremento en la producción y calidad del grano de maíz cuando el abono orgánico se aplica directamente sobre la hoja y planta del cultivo. Los biofertilizantes, obtenidos a partir de lodos de depuradora, contienen unas sustancias orgánicas que permiten que la planta pueda absorber mejor los nutrientes y así crecer mejor.
Investigadoras de las universidades de Valencia y Cambridge proponen a la zeína, un material natural obtenido del maíz, como alternativa a los derivados del petróleo para el diseño de dispositivos de monitorización, biokits y biosensores. El trabajo tiene aplicaciones directas en los campos medioambiental y en ciencias de la salud.
El ADN de cada ser vivo contiene unas secuencias genéticas, llamadas transposones o genes saltarines, que pueden moverse de manera autosuficiente a diferentes partes del genoma de una célula. Un equipo de científicos, con la colaboración de la Universidad de Córdoba, describe una familia de transposones que actúa como perros pastores en un rebaño de ovejas para evitar el descontrol en la cadena genética o excesivas modificaciones aleatorias en el genoma.
Investigadores del centro CEIGRAM han desarrollado una herramienta informática que pronostica la evolución en el suministro de maíz, patata y cacahuete, considerando los posibles efectos climatológicos y ambientales. El programa se ha aplicado a los productos de la compañía PepsiCo Iberia.
Un estudio, con participación del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias, en el marco del proyecto europeo de investigación Practical Implementation of Coexistence in Europe (PRICE), señala las medidas a seguir para evitar la presencia accidental de maíz MG en campos convencionales.
El Parlamento Europeo (PE) aprobó ayer una nueva legislación que permitirá a los Estados miembros restringir o prohibir los cultivos que contengan organismos genéticamente modificados (OGM) en sus propios territorios. La propuesta, aprobada en diciembre de manera informal entre el PE y el Consejo, se presentó en 2010, pero durante cuatro años estuvo bloqueada por los desacuerdos entre Estados pro y anti OGM.
Un equipo científico formado por investigadores de Dinamarca, EE UU, Suecia, Chile y Australia ha aclarado la polémica del origen del maíz en el suroeste de los Estados Unidos. Un trabajo, publicado en Nature Plants, revela una primera fase de introducción del maíz a lo largo de una ruta de montaña, la de la Sierra Madre (de México al Estado de Arizona), hace unos 4.000 años, seguida de un flujo de genes a través de una ruta costera del Pacífico unos 2.000 años más tarde.