La debilidad de los huesos aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Si hasta ahora el corazón y el sistema óseo parecían tener más bien pocas relaciones directas entre sí, la Unidad de Investigación del Servicio de Metabolismo Óseo y Mineral del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) trabaja para afilar una visión integradora, que permita observar en detalle cómo se interrelacionan el “chasis” y el “motor” del cuerpo. El enlace es el proceso de calcificación vascular.
“Hemos observado que las personas que, a consecuencia de la osteoporosis, pierden más masa ósea y tienen mayor índice de fracturas, también presentan más calcificaciones vasculares”, indica Jorge Cannata Andía, Jefe del Servicio de Metabolismo Óseo y Mineral del HUCA y Responsable del Grupo de Investigación. En este punto se perfila el vínculo entre el sistema óseo y el circulatorio. Porque la calcificación hace que las arterias se vuelvan más rígidas, y que el corazón sufra un mayor desgaste, resultado de hacer un esfuerzo mayor para hacer llegar el riego sanguíneo a los órganos. Y, a pesar de este mayor esfuerzo cardíaco, el riego a través de arterias calcificadas no alcanza el rendimiento de un sistema circulatorio sano. Todo esto puede afectar a la calidad y esperanza de vida.