Desengaño, euforia y recapacitación han caracterizado los 30 años de historia del VIH. Aunque en 1996 aparecieron los primeros medicamentos antirretrovirales (ART) que cambiaron el espectro del sida, el diagnóstico precoz, la vacuna preventiva, la erradicación del virus y la eliminación de los estigmas constituyen los futuros retos de una enfermedad que reclama la implicación de todos.
“En sus inicios se le denominó ‘mares rosa’ o ‘peste rosa’ por las características de los primeros pacientes, los homosexuales, aunque nunca fueron los primeros en fallecer por el virus del sida”, contaba Enrique Ortega, presidente de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA), en la inauguración del Congreso Nacional sobre el Sida que se ha celebrado en Zaragoza del 15 al 17 de junio.
De hecho, después de 30 años de convivencia con el virus, la exclusión social y los estigmas no han cesado. Según destaca el estudio Creencias y actitudes de la población española hacia las personas con VIH de SEISIDA, cuyas conclusiones se presentaron en el congreso, “en España son una realidad el prejuicio y discriminación hacia las personas con VIH”.
El desconocimiento es, en muchas ocasiones, el origen de estas actitudes. Ejemplo de ello es que, de acuerdo a los resultados del trabajo, el 14,9% de la población cree, de modo erróneo, que puede infectarse con el VIH si una persona infectada tose o estornuda cerca. E incluso más del 50% de las personas cambiarían de tienda si su empleado tiene el virus.
“El VIH es una enfermedad social”, manifiesta a SINC Ortega. Una enfermedad cuyo contexto puede influir en el paciente hasta el punto de que se niegue a hacer el test del sida. “Es una barrera de obstáculos, muchos mentales”, comenta a SINC Daniel Zulaika, director del Plan del Sida del País Vasco.
“Todas estas barreras las está solventando el test rápido, la herramienta más útil de los últimos años para luchar contra el sida”, opina Zulaika. La prueba consiste en obtener una gota de sangre del dedo de la persona, echarla sobre papel secante y en 15 minutos se tienen los resultados. En el País Vasco los tests rápidos están disponibles desde hace dos años y, hasta ahora, ya se han hecho 7.000 pruebas.
Riesgos de un diagnóstico tardío
Cerca del 50% de los nuevos casos de VIH en España llegan demasiado tarde. “Aunque estos datos son más o menos similares a los del resto de países europeos, seguimos diagnosticando tarde y sabemos que un diagnóstico precoz significa un mejor pronóstico y también, una reducción de las nuevas transmisiones”, subraya a SINC Tomás Hernández, director de la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida (SPNS) del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad.
Sin duda, la infección por VIH constituye un importante reto de salud pública mundial. Según datos del Registro Nacional de Casos de Sida de la SPNS, se calcula que hay cerca de 130.000 personas portadoras del VIH en España, y cada año se diagnostican más de 2.200 nuevos casos, de los que un 80% se produce por transmisión sexual.
En el ámbito europeo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desarrollado un Plan de Acción contra el VIH/Sida 2012-2015, que pretende poner freno a la epidemia en la región europea, en especial, en el área oriental. Y es que de los 2,2 millones de personas con VIH en Europa, 1,4 pertenecen a la Europa Oriental, donde el número de nuevos infectados se ha triplicado desde el año 2000.
“Las conductas sexuales de riesgo, la adherencia a drogas por vía parenteral, la falta de acceso al tratamiento antrirretroviral, a la que tampoco contribuyen los sistemas sanitarios de las regiones orientales, favorecen la transmisión del VIH”, explica a SINC José Martín-Moreno, director de la Oficina Regional para Europa de la OMS.
“Todos estos factores hacen que la situación sea particularmente dramática en los países del este, por eso intentamos asegurar que el diagnóstico se haga de manera precoz y que se siga el tratamiento, ya que solo con eso se reducirá en un 96% las infecciones de transmisión”, puntualiza.
La vacuna, la prevención de éxito
El tratamiento antirretroviral (ART) de alta eficacia empezó a usarse en 1996, lo que supuso “un cambio del espectro del sida y una notable reducción de la mortalidad”, destaca a SINC Josep Maria Gatell, director de la unidad de enfermedades infecciosas del Hospital Clínic de Barcelona.
Desde entonces, se han producido importantes avances. El especialista en virología trabaja, junto con el hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, en un programa denominado HIVACAT para investigar nuevas vacunas terapéuticas y preventivas contra el VIH. Y es que, según el experto, “en toda la historia de la medicina, la medida preventiva que ha tenido más éxito han sido las vacunas”.
Una de las últimas líneas de investigación iniciadas por Gatell y su equipo se basa en los anticuerpos neutralizantes –capacez de neutralizar un virus–. “Parte de las vacunas preventivas funcionan a partir de estos anticuerpos y hasta hace poco se pensaba que en el campo del sida no podría ser así, pero en los últimos años se ha demostrado que hay un pequeño porcentaje de enfermos que fabrican anticuerpos neutralizantes”.
“Si pudiéramos identificar qué parte del virus ha estimulado la producción de estos anticuerpos neutralizantes en los pacientes con VIH, se podrían diseñar candidatos a vacunas preventivas. Una vacuna terapéutica es posible, pero los candidatos que tenemos son lentos y hay que refinar mucho más en el estudio”, lamenta Gatell.
Es por ello que la colaboración internacional supone una necesidad de primer nivel para la lucha contra el VIH. Una lucha en la que XIV edición del Congreso Nacional sobre el Sida ha contribuido con el aglutinamiento de profesionales diversos (clínicos, organizaciones gubernamentales y afectados, entre otros) que, como remarca Tomás Hernández, “ofrece la oportunidad de hacer un análisis conjunto de la situación de la epidemia y marcar acciones concretas para hacerle frente”.