En España cada vez hay ejemplos más interesantes de empresas que desafían la crisis con ideas de negocio basadas en hallazgos científicos y tecnológicos. Son spin off universitarias como Advancell, centrada en el desarrollo medicamentos innovadores; BitBrain, dedicada al desarrollo de herramientas de interfaz cerebro-ordenador y Halotech DNA, que triunfa con un kit de fertilidad en semen de humanos y animales.
Las spin off españolas están desafiando la crisis con ideas de negocio innovadoras. Son las que llevan a la práctica el concepto de transferencia de tecnología, las que sacan la investigación de los departamentos de las universidades, la orientan al mercado y la ponen a facturar. Eso sí, para que esta aventura culmine en éxito, la mayoría de ellas necesita un socio industrial que ayude con el proceso de comercialización.
La carrera de Clara Campàs (La Roca del Vallés, 1976) dio un giro tras su descubrimiento en 2003 de una nueva molécula, la acadesina, mientras realizaba su doctorado en bioquímica y biología molecular. Esta molécula, que ha demostrado actividad contra leucemias y linfomas, fue patentada en 2004 por la Universidad de Barcelona y ese mismo año Advancell, una spin off de esta universidad, compró la licencia.
La acadesina es el primer medicamento español de origen público que ha llegado a ensayos clínicos y ha demostrado eficacia. En 2010 se probó en una muestra de 24 pacientes con resultados esperanzadores. Tras la adquisición de la licencia, Advancell, con sede en el Parque Científico de Barcelona, fichó a Clara Campàs como jefa de proyecto. Campàs, que era responsable hasta hace poco de la unidad Advancell Therapeutics, acaba de ser ascendida a directora general de la compañía.
La llegada de Campàs provocó un cambio en la actividad de Advancell. Esta empresa se dedicaba anteriormente a la venta de productos y servicios de biología celular. “Con mi llegada en 2004, empezamos a buscar nuevas ‘acadesinas’, esto es, ayudamos a que moléculas que han descubierto otros lleguen a la fase 2”, es decir, la etapa en la que el nuevo fármaco ha demostrado que es seguro y eficaz en pacientes.
Una vez superada esa fase, Advancell licencia el nuevo medicamento a una compañía farmacéutica que pueda llevarlo al mercado de forma rápida y eficiente. “Si los resultados son buenos, y se demuestra que el nuevo fármaco puede ser mejor que lo que ya existe, la licencia no es difícil”, señala.
Campàs colgó la bata de investigadora en 2006. Y desde entonces se dedica a tiempo completo a la tarea de ‘cazar’ nuevas moléculas desarrolladas por terceros y “que tal vez sin un apoyo externo se hubieran quedado solo en un bonito artículo científico”.
En opinión de Clara Campàs, en determinados sectores académicos todavía no está bien visto hacer una patente. “Se sigue creyendo que debes dar tu conocimiento a la humanidad, pero si se quiere transformar este conocimiento en productos como nuevos medicamentos, alguien tiene que invertir”, subraya.
Ideas brillantes para la clínica
“Nuestras colaboraciones más preciadas son con las universidades y los centros tecnológicos españoles y alemanes, ellos son quienes generan ideas brillantes y nosotros las llevamos a la clínica”, explica Campàs. La unidad que dirige se centra en los ámbitos de la oncología, la dermatología y las enfermedades del sistema nervioso central como la esclerosis múltiple.
En el campo de la dermatología, trabaja con Laboratorios ISDIN en el desarrollo de nuevos medicamentos para la psoriasis. El acuerdo con esta empresa se produjo tras venderles la licencia de una molécula, la ciclosporina, que fue desarrollada en la Universidad de Santiago, explica la bióloga.
En esclerosis múltiple, Advancell colabora con Neurotec, también con sede en el Parque Científico de Barcelona. Ambas empresas han llegado a un acuerdo para financiar al 50% los 2,4 millones de euros que cuesta la fase 2 del estudio clínico de la molécula NTK0003 para tratar la neuroinflamación y la neurodegeneración presentes en la esclerosis múltiple.
Según Campàs, Advancell, que cuenta con 15 empleados, mira cada año unos 50 proyectos de los que solo se queda con los mejores, como la molécula de Neurotec y la ciclosporina.
Advancell cuenta con financiación pública de la Generalitat y del Centro para el desarrollo Tecnológico Industrial, pero su principal entrada de dinero procede de inversores privados. Debido a su modelo de negocio, aún no ha entrado en beneficios pero sus expectativas son buenas. Por el momento, sigue trabajando en solitario en el desarrollo de su producto estrella, la acadesina, pero está entre sus planes vender la molécula a una gran farmacéutica.
Clara Campàs tiene esperanza de que la actual crisis sirva para transformar el sistema productivo en una economía del conocimiento y la innovación. “La misión de compañías como la nuestra es demostrar que la I+D+i es rentable”, concluye.
La firma aragonesa BitBrain fue creada en 2010 fruto de una tecnología que se desarrolló en el departamento de Neurotecnología de la Universidad de Zaragoza, dirigido por Javier Mínguez. Esta empresa cuenta ahora con una plantilla de ocho personas y se dedica al desarrollo y comercialización de tecnología de interfaz cerebro-ordenador.
La empresa ha desarrollado una herramienta, denominada Brain Up, que permite a los usuarios entrenar para modificar los ritmos cerebrales con el objetivo de mejorar capacidades mentales como la memoria, la fluidez verbal o la concentración, explica María López (Almería, 1979), directora de BitBrain y cofundadora de la empresa junto a Mínguez.
“Puede sonar a ciencia ficción, pero los ritmos cerebrales emiten señales eléctricas que se pueden decodificar. En el cerebro no se puede interpretar todo porque hay millones de neuronas, pero con los últimos avances en neurociencia, sí hay cosas que se pueden empezar a descifrar y que resultan de utilidad para desarrollar herramientas de mejora cognitiva, como es el caso de Brain Up”.
¿Cómo funciona? Se le colocan unos sensores a la persona que quiere entrenar, se miden cuáles son los ritmos asociados a los procesos cognitivos –en cada persona son diferentes– y la máquina indica si el usuario que está entrenando está cambiando sus ritmos de manera adecuada o no. De esta forma, “puede aprender a regular esos ritmos, a cambiarlos y así lograr mejora cognitiva. Además, no es preciso realizar complicadas operaciones matemáticas, solo unos ejercicios sencillos a base de encadenar pensamientos”, señala la directora.
Esta herramienta, explica López, está validada en personas sanas que han logrado una mejora del 20% en memoria, concentración y fluidez verbal, tras solo cinco entrenamientos de media hora cada uno. Ahora BitBrain está colaborando con la Universidad de Zaragoza y el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud para validar esta herramienta en personas con problemas de deterioro cognitivo.
Según la directora, el ámbito de deterioro cognitivo es un área estratégica para BitBrain, tanto en enfermedades neurodegenerativas –caso del alzhéimer–, como en trastornos por déficit de atención, un problema muy extendido que afecta al 8% de la población infantil. La tecnología aplicada a pacientes se usará inicialmente en hospitales, pero en el futuro podrá aplicarse, por ejemplo, en centros educativos.
Socio industrial
María López, doctora en ingeniería informática por la Universidad de Zaragoza, reconoce que cuando decidieron crear la compañía, no tenían ni idea de gestión empresarial. “Éramos todos tecnólogos, ingenieros, físicos y matemáticos, por eso decidí hacer un MBA en el IE”.
“La carencia en conocimientos de gestión empresarial es algo de lo que adolecen la mayoría de firmas de base científica o tecnológica”, reconoce López. “Nosotros estamos ahora en negociaciones muy avanzadas con un posible socio industrial para que nos ayude con el proceso de comercialización”, subraya.
La directora de BitBrain se declara firme defensora de la transferencia tecnológica. “Desde que creamos la empresa nuestra forma de investigar ha cambiado totalmente, la investigación ya no es un fin en sí misma como lo era en la universidad, sino la herramienta con la que cubrir una necesidad real del mercado”.
La compañía Halotech DNA nació en 2008 de la unión de una ‘spin off’ de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y Suanfarma Biotech, una firma de capital riesgo en el ámbito de la biotecnología, que el año pasado vendió su participación a la empresa estadounidense de reproducción asistida en animales Sexing Technologies por una cifra que triplicó su inversión inicial.
Ahora Halotech DNA, con sede en el Parque Científico de Madrid, triunfa en el mercado de la reproducción asistida con kits de diagnóstico in vitro para medir la fragmentación de ADN en espermatozoides de humanos y otros animales. Sus productos están presentes en 60 países y el 85% de su facturación procede de las exportaciones, señala Miguel Ángel Ramírez, director de operaciones de la compañía.
Los kits de fertilidad desarrollados por Halotech DNA están basados en la tecnología Sperm Chromatin Dispersion (SCD), desarrollada por el equipo promotor de la compañía y patentada por la UAM.
Miguel Angel Ramírez (Madrid, 1971) fue el primer trabajador contratado por esta empresa creada por Jaime Gosalvez, catedrático de biología de la UAM, que ahora tiene 16 empleados y que ya ha empezado a generar beneficios. El equipo de Halotech DNA cuenta con varios doctores en biología y medicina como asesores científicos.
Sus principales clientes son las clínicas de reproducción humana y las granjas de reproducción de vacuno de su socio estadounidense. El kit de fertilidad espermático también se está usando en especies en peligro de extinción como el elefante de Tailandia y el koala australiano, subraya Ramírez.
Diversificación y expansión
Según el director de operaciones, los principales objetivos de Halotech DNA son obtener la máxima cobertura en el mercado local, la consolidación del negocio internacional y la diversificación de productos en los que ya se está investigando, como son el desarrollo de soluciones que permitan la medida de la fragmentación de ADN en otros tipos celulares como leucocitos y bacterias.
La firma no descarta abrir una filial en Estados Unidos para producir desde allí y así facilitar la comercialización de sus productos en ese país.
Además, señala Ramírez, la división de microbiología de Halotech DNA ha sido reconocida por la Comisión Europea con un proyecto dentro del Proyecto Marco en su 7ª edición, llamado Magic Bullet, para el desarrollo clínico de un test que sea capaz de identificar, en menos de dos horas, la exacta concentración del antibiótico más efectivo para cada infección.
Según el informe de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI), desde 2000 hasta 2010 se han creado en España unas 1.000 spin off universitarias.
Su tasa de supervivencia es muy alta. De las 604 spin off creadas en los últimos cinco años, perviven 536, es decir, un 87%.
Entre las universidades más prolíficas en creación de spin off se encuentran: la Autónoma de Barcelona, la Politécnica de Cataluña, la Autónoma de Madrid, la Politécnica de Madrid, la del País Vasco, la de Granada y la Politécnica de Valencia.
Las áreas más intensivas en creación de estas compañias son la informática (54%), el sector de I+D (20%), la química (17%) y la biotecnología (9%).