Cumbre 2019 para el estudio de la enfermedad hepática grasa no alcohólica

“El aumento de las patologías hepáticas será una carga para nuestro sistema”

María Butí, jefa clínica del Servicio de Hepatología y Medicina Interna del Hospital Universitario Vall d'Hebron, es una de las científicas más citadas del mundo. Está especializada en la enfermedad hepática grasa no alcohólica, la dolencia de salud de más rápido crecimiento en Europa, que celebra su cumbre europea en Sevilla.

la investigadora María Butí
María Butí, consejera política de la Asociación Europea para el Estudio del Hígado. / EASL

Quizá su nombre no llame la atención, pero la enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA) afecta a un tercio de los adultos de Europa. Es la patología del hígado más común en los países occidentales debido al rápido aumento de los niveles de obesidad y diabetes tipo 2.

Supone una enorme carga sanitaria debido a su alta prevalencia y a la capacidad que tiene de progresar a cirrosis y cáncer de hígado. Asimismo, está asociada a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y otros tipos de tumores.

El aumento de los casos se debe al incremento de sobrepeso, obesidad y diabetes, factores relacionados con las bebidas azucaradas, grasas saturadas y sedentarismo

María Butí, jefa clínica del Servicio de Hepatología y Medicina Interna del Hospital Universitario Vall d'Hebron y consejera política de la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL, por sus siglas en inglés), es una de las mayores expertas.

Butí, catedrática de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona y también expresidenta de la EASL (entre 2017 y 2019), se encuentra en la Cumbre europea para el estudio de la EHGNA, celebrada en Sevilla del 26 al 28 de septiembre.

Se trata de la dolencia de salud de más rápido crecimiento en Europa. “El aumento de los casos se debe al incremento de sobrepeso, obesidad y diabetes tipo 2, factores relacionados con la mayor ingesta de bebidas con azúcares agregados, consumo de grasas saturadas y tendencia al sedentarismo”, explica a Sinc.

Y, por supuesto, su influencia en la carga sanitaria de los países no se hará esperar. “El incremento en el número de individuos que en los próximos años puede desarrollar enfermedad hepática avanzada, cirrosis hepática e incluso cáncer de hígado supone una carga social y económica para nuestro sistema”, añade.

Cómo revertir estas cifras

Butí cree que es posible prevenir la elevada incidencia de esta patología con estrategias dirigidas a cambiar hábitos y fomentar estilos de vida saludable, como promover el ejercicio físico, no consumir bebidas azucaradas, ni alimentos ricos en grasas saturadas o ultraprocesados.

Un estudio, publicado el pasado diciembre en Journal of Hepatology, revela cómo la intervención en el estilo de vida condujo a la remisión de la EHGNA en la mayoría de los pacientes obesos y no obesos. En estos últimos, la cantidad de reducción de peso necesaria para lograr la remisión fue menor.

“La mejor manera es educando y promoviendo estas prácticas saludables, especialmente en la población infantil”, subraya la experta, una de las científicas más citadas del mundo.

La mejor manera de prevenir esta enfermedad es educando y promoviendo prácticas saludables, especialmente en la población infantil

Pero es difícil acabar con las malas costumbres. Las bebidas azucaradas gozan de mucha popularidad y su consumo está aumentando especialmente entre los jóvenes. Al estar enriquecidas con azúcares, resultan hipercalóricas.

Por otro lado, los alimentos ricos en grasas saturadas son también muy valorados, de fácil acceso y muchas veces más baratos que otros más saludables como las frutas y verduras.

Otra investigación de la misma revista, publicada en junio de 2018, muestra que el alto consumo de carne roja o procesada está relacionado con la EHGNA y la resistencia a la insulina. Los resultados indican cómo, de confirmarse estos datos en trabajos futuros, se podría aconsejar la limitación de estas carnes poco saludables.

“Nuestro sistema de salud pública debería promover el consumo de alimentos saludables, facilitando su producción y acceso, y debería gravar y limitar el consumo de bebidas azucaradas”, apunta Butí.

Concienciar a médicos y ciudadanos

Los profesionales sanitarios son sensibles a la diabetes y a la obesidad, pero algo menos al hígado graso. Para la investigadora del Hospital Vall d'Hebron, esto no es suficiente: “Es importante el diagnóstico precoz, por lo que deben desarrollarse herramientas de reconocimiento fáciles y fiables”.

“Es más, se deben dedicar esfuerzos en difundir los riesgos de esta dolencia y promover medidas para combatirla, así esta epidemia de hígado graso será más visible para la ciudadanía”, concluye Butí.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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