ANÁLISIS

No todos los laboratorios son iguales

Tras las imágenes difundidas la semana pasada por una ONG, la comunidad investigadora condena el maltrato animal cometido en un laboratorio madrileño, pero sostiene que la experimentación animal es una de las actividades científicas más estrictamente reguladas, y es aún necesaria para el desarrollo de propuestas terapéuticas frente a enfermedades humanas y animales.  

Ratón de laboratorio
Ratón de laboratorio. / Pixabay

La semana pasada conocimos un vídeo grabado furtivamente en las instalaciones de una empresa española que se dedica a prestar servicios de experimentación animal bajo contrato. Algunas terribles imágenes que contiene son lo opuesto y más alejado del trabajo habitual de cualquier persona que trabaje con animales.

Esto no es, en absoluto, la norma en los centros en los que se experimenta con animales, sino la excepción

Las escenas de maltrato animal, de falta de empatía y de respeto hacia los animales que aparecen en el vídeo son totalmente condenables y deben ser investigadas, internamente, por parte de la empresa, para depurar responsabilidades; y externamente, por parte de la autoridad competente, la Comunidad de Madrid, quien ya ha reaccionado suspendiendo cautelarmente la actividad investigadora en la empresa y ha puesto en conocimiento del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) y de la fiscalía los hechos, por si pudieran ser constitutivos de delito.

Esto no es, en absoluto, la norma en los centros en los que se experimenta con animales, sino la excepción. La inmensa mayoría de las instituciones y personas que realizan experimentación animal lo hacen de forma seria, rigurosa y responsable, con el cumplimiento estricto de la ley y con el respeto más escrupuloso a los criterios éticos internacionales sobre bienestar animal.

Desde la comunidad científica las condenas han sido unánimes. La Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), promotora del acuerdo por la transparencia en experimentación animal, acordó apartar temporalmente a esta empresa del acuerdo mientras se investigaba lo sucedido. La Asociación Europea de Investigación Animal (EARA) insistió en la necesidad de realizar una investigación independiente de los hechos.

A favor del bienestar animal

La experimentación animal es una de las actividades científicas más estrictamente reguladas en España y en la Unión Europea. Solo se permite investigar con animales en aquellos casos que esté debidamente justificado y razonado, cuando no puedan usarse métodos alternativos que eviten el uso de animales, en centros que estén oficialmente registrados, por parte de personal capacitado y formado para ello, técnica y éticamente, y tras obtener la autorización de la autoridad competente.

Solo se permite investigar con animales en los casos que esté debidamente justificado y razonado, cuando no puedan usarse métodos alternativos y tras obtener la autorización

Obtenida de las comunidades autónomas, en el caso de España, esta autorización requiere la validación preceptiva de los comités de ética locales y la evaluación favorable de los órganos habilitados institucionales o externos, como dicta nuestra legislación.

Es muy difícil conseguir investigar con animales. De hecho, es un privilegio. Así nos lo pide la sociedad a través de sus representantes en los parlamentos nacionales y europeos, que legislan en consecuencia, respondiendo a la demanda de protección de los animales usados en investigación y docencia, subrayando el insoslayable respeto por el bienestar animal que debe presidir toda experimentación animal.

Esta se lleva a cabo de acuerdo con el principio de las tres erres: reemplazo, reducción y refinamiento. Estos principios se refieren a: reemplazar los estudios con animales por métodos alternativos siempre que sea posible; reducir el número de animales en cada procedimiento a los estrictamente necesarios para poder obtener resultados concluyentes; y aplicar en todo momento los métodos más avanzados en el cuidado y uso de los animales que maximicen su bienestar animal y minimicen su posible daño.

Mayor control de las instalaciones

Si todo lo anterior es de obligado cumplimiento, tanto para los centros de investigación como para las empresas que se dedican profesionalmente a prestar servicios de experimentación animal, ¿cómo han podido grabarse esas escenas de maltrato animal?

Las autoridades competentes tienen el deber de inspeccionar y supervisar regularmente el cumplimiento de las normas de protección de los animales

Las instituciones son responsables finales de todo lo que ocurra en sus instalaciones, también en relación a la experimentación animal, sin menoscabo de las responsabilidades penales en las que puedan incurrir las personas que realizan actos de maltrato animal. Internamente deben establecer los protocolos adecuados y poner los medios necesarios que garanticen el cumplimiento de la ley y el respeto por el bienestar animal.

De igual manera, las autoridades competentes tienen el deber de inspeccionar y supervisar regularmente el cumplimiento de las normas de protección de los animales utilizados en investigación y docencia en todas las instituciones por ellas autorizadas.

Sin embargo, la existencia de una legislación no evita que puedan ocurrir actos y situaciones que la contravengan. Cuando esto sucede lo que debe hacerse es investigar todo lo ocurrido, incluidas todas las personas involucradas, para poder obrar en consecuencia. En este caso, parece que las escenas se grabaron hace algún tiempo.

¿Por qué la denuncia no fue inmediata?

No debemos olvidar que las escenas han sido editadas y presentadas por una ONG cuyo objetivo último es la prohibición de la experimentación animal. El rechazo sin paliativos a las imágenes del vídeo no debe impedir investigar cómo se pudieron grabar y las personas que estuvieron implicadas, así como las razones por las que los casos de maltrato no se denunciaron inmediatamente tras haber sido observados.

La experimentación animal sigue siendo necesaria. No tendríamos ninguna de las vacunas hoy disponibles contra la covid-19 sin los ensayos preclínicos realizados

La experimentación animal sigue siendo necesaria. No tendríamos ninguna de las vacunas hoy disponibles contra la covid-19 sin los ensayos preclínicos realizados sobre diferentes modelos animales, que valoraron la seguridad y eficacia de las diversos medicamentos antes de proceder a evaluarse en los ensayos clínicos en personas.

Aunque se están desarrollando continuamente métodos alternativos, en la actualidad no nos permiten prescindir de la experimentación animal. Seguimos necesitando los animales para valorar las diferentes propuestas terapéuticas frente a enfermedades comunes y complejas como el cáncer, la diabetes, la obesidad, la artrosis, las enfermedades cardiovasculares o neurodegenerativas.

Pero también se requieren para desarrollar las terapias génicas innovadoras para aliviar o curar las muchas enfermedades congénitas poco frecuentes, las enfermedades raras. Tan pronto podamos dejar de usar animales los investigadores seremos los primeros en hacerlo, pero no estamos todavía ahí.

Lluís Montoliu es investigador en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) y en el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBERER-ISCIII), y presidente del comité de ética del CSIC. También es miembro del grupo de trabajo COSCE sobre Experimentación Animal.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.
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