Al cumplirse 100 años del nacimiento de la disciplina que estudia la materia a escala nanométrica, las tecnologías cuánticas prometen avances disruptivos. Pero, ¿quién se beneficiará de ellos?, ¿serán equitativos y justos? La psicóloga mexicana Dafna Feinholz impulsa un debate social para abordar estas cuestiones.
A pesar de que la UNESCO, fundada en 1946, es sobre todo conocida por su labor de conservación del patrimonio cultural mundial, desde hace más de 30 años cuenta con un programa de bioética y ética de la ciencia y la tecnología desde el que intenta generar debate social, reflexión y concienciación sobre temas relacionados con el progreso científico; también, influir sobre el diseño de políticas que permitan construir sociedades más inclusivas, con mayor equidad de género y menor brecha social.
En ese sentido, la psicóloga mexicana Dafna Feinholz, al frente de la sección de Bioética y Ética de la Ciencia y la Tecnología de esta organización, es una firme defensora de la aplicación de la ética en todas las fases de la investigación, así como de la inclusión de la diversidad, la igualdad de género y también la pobreza.
Hace unos días, Feinholz participó en Barcelona en una jornada dedicada a la ciencia cuántica, enmarcada en la celebración del año dedicado a esta materia y organizada por la Consejería de Universidades e Investigación.
Ante un auditorio lleno de investigadores de instituciones públicas y privadas, muchos de los cuales lideran en España la llamada segunda revolución cuántica, Feinholz reclamó no dejarse arrastrar por lo acelerado que es el progreso científico y tomar en cuenta las implicaciones éticas y sociales de los avances científicos y tecnológicos.
Ha anunciado que la UNESCO trabaja para publicar una recomendación sobre ética en inteligencia artificial.
Así es y también un informe sobre la ética de la computación cuántica. Ambos se adoptarán este año.
¿Por qué es importante establecer un marco de regulación ético de la tecnología?
Porque no es independiente de los poderes. No es buena ni mala, es un reflejo del entorno social y político en el que se desenvuelve y, por tanto, siempre hay unos valores que están detrás. La tecnología conforma nuestro mundo y nosotros conformamos el mundo. Sabemos que, por ejemplo, la tecnología cuántica tiene el potencial de transformar la educación, la sanidad, la seguridad alimentaria, la tecnologías verdes, pero también comportará muchas otras repercusiones que aún se desconocen para la gente.
La tecnología cuántica tiene el potencial de transformar la educación, la sanidad, la seguridad alimentaria, la tecnologías verdes, pero también comportará repercusiones para la gente que aún se desconocen
¿Negativas?
La tecnología está muy concentrada en unos pocos estados y empresas tecnológicas, y, por tanto, el desarrollo de nuevas tecnologías cuánticas podría seguir aumentando la brecha digital entre aquellos países que usan la tecnología y los que no. E incluso también dentro de los propios países, porque no todos los grupos de la sociedad tienen acceso a la energía y la tecnología. Para que la tecnología nos beneficie a todos no debe estar condicionada únicamente por la competencia del mercado, sino que debe tener como objeto la visión más amplia del bienestar humano.
Estas tecnologías ya han propiciado enormes avances, como por ejemplo toda la electrónica, desde los dispositivos móviles a las placas solares.
Precisamente porque son tecnologías disruptivas debemos preguntarnos quién está detrás de ellas, si realmente las necesitamos y cuál va a ser su impacto. Y son preguntas cuya respuesta cambian en función de quién las plantee. No es igual un científico, un filósofo o un agricultor, porque a cada uno le impactará de una manera diferente o ni siquiera le va a importar porque no va a entender cómo le impacta. Por eso defiendo que hace falta un diálogo social, que requiere un trabajo muy importante de comunicación y de explicación y de reflexión. Ninguna tecnología es neutral. Por algo decidimos invertir en ellas, desarrollarlas, y no apostar por otras. Ahí hay valores, intereses detrás. Por ejemplo, deberíamos cuestionarnos el principio de proporcionalidad.
Es necesario hablar de la democratización de la ciencia, de las decisiones que se toman en lo que tiene que ver con lo que nos va a permitir tener una vida de valor, que valga la pena vivir
¿En qué consiste?
Una tecnología puede que sea útil, pero no la vamos a usar para todo, sino solo cuando sea necesario. Pero, de nuevo, ¿quién toma esa decisión? Porque cuando decides invertir para desarrollar la cuántica, seguramente estás quitando recursos para desarrollar alguna otra cosa. Por ello, es necesario hablar de la democratización de la ciencia, de las decisiones que se toman en todo lo que tiene que ver con lo que nos va a permitir tener una vida de valor, que valga la pena vivir. No podemos solo centrarnos en que tal tecnología nos aportará mucha riqueza o en que habrá un desarrollo tecnológico espectacular.
Algunos de los avances que prometen las tecnologías cuánticas van en la línea de permitirnos una vida de valor, como en el caso de las energías verdes y la biomedicina.
Desde luego que sí, y es muy importante que demos solución a estos problemas que son fundamentales. Pero existe una tendencia a pensar que la tecnología nos va a sacar de todos los problemas, como ahora, que parece que la inteligencia artificial lo va a resolver todo. Pero no es así, somos nosotros quienes tenemos que decidir. La tecnología nos define, pero nosotros la definimos a ella. Y por eso es por lo que este diálogo inclusivo, multidisciplinario, multicultural, es fundamental, porque, además, la forma como las diferentes culturas entienden la tecnología no tiene nada que ver. En Japón gustan mucho los robots, pero en Latinoamérica no sería aceptable que un robot cuidara a la gente mayor.
En Japón gustan mucho los robots, pero en Latinoamérica no sería aceptable que un robot cuidara a la gente mayor
Tampoco, de momento, en España.
No estoy diciendo que sea malo, sino que hay muchas verdades y contextos, y lo que necesitamos es un diálogo que permita que nos pongamos de acuerdo como sociedad en qué es lo que queremos y hasta dónde queremos.
En el caso de las tecnologías cuánticas, ¿cómo vamos a participar en un debate del que no entendemos ni tan siquiera de qué va?
Por ello educación e inclusión son cruciales. También cómo enseñamos ciencia: habría que incluir reflexión ética. La gente siempre reflexiona sobre lo que le conviene, sobre lo que le da miedo, sobre lo que le interesa. Debemos apostar por la educación y la formación de la sociedad en general y de los alumnos, en particular, en las diferentes carreras, para que vayan entendiendo la complejidad, lo que es la ciencia, para empezar.
¿Deberíamos exigir a los científicos que incluyan la dimensión ética desde el planteamiento del tema de investigación?
Se tiene que exigir. Es cierto que puede haber un mal uso de una tecnología que ha sido diseñada para reportar beneficios. Por eso tiene que haber regulaciones y también es verdad que no vamos a parar el desarrollo científico por un mal uso que hagan algunos. Pero sí es importante que los científicos tomen en cuenta la ética, porque tomada en consideración de manera correcta, ayuda y favorece el desarrollo científico, lo acompaña para que esté acorde a valores generales. Porque nadie quiere que haya más inequidad, ni gente rezagada. No queremos estas concentraciones de poder y de dinero, ni más pobreza, ni más brecha entre la gente que tiene acceso a la tecnología. Y los investigadores tienen que tomar consciencia de su función social. Un reto clave es que la ética forme parte del debate desde el desarrollo de la tecnología hasta sus aplicaciones.
Las tecnologías cuánticas necesitan de minerales escasos muchos de los cuales se hallan en países en vías de desarrollo, como el Congo, o en guerra, como Ucrania y sus tierras raras. Pero necesitamos esos minerales para desarrollar sensores ultraprecisos para, por ejemplo, detectar el cáncer.
Ese es exactamente el ejemplo del planteamiento ético. En la recomendación que hicimos sobre inteligencia artificial y ahora en la que estamos haciendo en neurotecnología, reconocemos que la IA puede ser muy buena para predecir una inundación, por ejemplo. Pero es que para construir todos estos ordenadores y para mantener la nube y toda la información que nos permita predecir fenómenos meteorológicos extremos estamos gastando agua, electricidad, recursos no renovables que estamos consumiendo y agotando. Al final todo eso acaba siendo una repercusión para el planeta, porque el cambio climático nos afecta a todos.
Para mantener la nube y toda la información que permita predecir fenómenos meteorológicos extremos estamos gastando agua, electricidad, recursos no renovables que se consumen y agotan
¿Considera que hace falta conciencia social sobre las implicaciones de las tecnologías? Por ejemplo, cada vez usamos IA para hacer vídeos que subir a redes sociales, con el consumo elevado de recursos que supone.
Hace poco leí que en un país querían desarrollar un nuevo barrio, pero no podían hacer porque necesitaban usar toda la electricidad para enfriar las máquinas para los servidores de un edificio que tenían del cloud y entonces no podían construir casas. Realmente, hace falta un trabajo de concienciación. Es un momento de democratizar más el conocimiento y la reflexión, tanto de la ciencia, como de las consecuencias. Las personas nos estamos dejando llevar por la inmediatez. Todo el mundo habla de capacidades digitales, de la importancia de formar a los chicos, pero para mí esta es la época de la ciencias sociales y las humanas, porque eso es lo que estamos perdiendo. Nos da miedo que la inteligencia artificial nos quite los trabajos. Claro que sí, pero solo si dejas de pensar, si dejas de razonar, si dejas de tener en cuenta a los demás.
La IA nos ha de dar miedo, pero solo si dejamos de pensar, de razonar, si dejamos de tener en cuenta a los demás
Mañana es el 8 de marzo, el día internacional de la mujer. En el ámbito tecnológico, las mujeres continúan bastante en la sombra.
Desde el principio han estado detrás de muchísimos de los grandes avances, aunque fueron reconocidas muy tarde. Y hoy en día, en cuántica hay muchas, pero no se habla de ellas. Este es otro tema estructural, la falta de acceso de las mujeres a los ámbitos STEAM. Los estados deben invertir para favorecer políticas de inclusión de la mujer en la ciencia en todas sus etapas, y que puedan tener también acceso a puestos de decisión y de mando. Cada vez más mujeres que cursan carreras científicas, esto por suerte ya ha cambiado, pero ¿directoras, jefas de algo? No. Para que eso pase tiene que estar apoyado por políticas, por cambios estructurales de la sociedad y por financiamiento que lo haga sostenible.
Las mujeres hemos estado desde el principio detrás de muchísimos de los grandes avances, aunque fuimos reconocidas muy tarde
¿Es optimista?
Tengo que serlo porque me estoy dedicando a eso y porque si perdemos la ilusión... Aunque confieso que hay momentos en que me desanimo. Pero luego que tenemos que continuar en la lucha porque el péndulo se tiene que volver a mover.