Una investigación de pediatras de EE UU ha demostrado que el zika modifica la función de la molécula TLR3 y provoca un ‘suicidio’ celular en el cerebro. El experimento, realizado en cerebros de laboratorio, busca reducir la agresividad de la infección, que provoca microcefalias en fetos, utilizando un inhibidor. Los primeros resultados indican que las células contagiadas por el virus disminuyeron un 16% en cinco días.
Desde que se detectaran los primeros casos de infección por el zika en madres embarazadas, multitud de investigaciones han tratado de demostrar cómo el virus del zika es capaz de matar células relacionadas con el desarrollo del cerebro de los bebés. Ahora, pediatras estadounidenses han probado en organoides cerebrales –tejidos creados a partir de células madre que imitan un cerebro real– un nuevo método para frenar la agresividad del virus empleando un inhibidor. Los resultados del estudio se han publicado en el último número de la revista Cell Stem Cell.
"Todos tenemos un sistema inmune innato que lucha contra los virus, pero el Zika lo utiliza en nuestra contra”, asegura Tariq Rana, autor principal del estudio y profesor de pediatría en la Universidad de California San Diego (EE.UU).
El zika contribuye a la autodestrucción de células durante la formación del cerebro, ya que engaña a las moléculas TLR3 –encargadas de proteger al organismo de microbios invasores– y las pone a las órdenes del virus. Esta anomalía provocaría las microcefalias en los bebés de las mujeres afectadas. “La buena noticia es que tenemos inhibidores que podrían evitar que esto suceda”, señala el pediatra.
Con el objetivo de determinar si el uso de inhibidores puede bloquear los efectos del virus sobre la TLR3, el equipo de Rana trató algunos de los organoides infectados en microcerebros en 3D creados in vitro. Los resultados muestran que, cinco días después de la infección, los elementos contagiados por el zika habían disminuido de tamaño un 16%. "Utilizamos un producto químico para potenciar la reactivación de TLR3 y observamos que el tejido cerebral comenzó a reducirse mucho más rápido”, indica Tariq Rana.
Trabajos previos sobre organoides infectados por zika ya establecieron la conexión entre la infección y la muerte de células cerebrales. El equipo de Rana aporta, ahora, nuevos datos sobre cómo reforzar al sistema inmunológico para combatir el virus.
Buscar nuevos enfoques terapéuticos
El equipo investigador abre la puerta a buscar nuevos enfoques terapéuticos para mitigar los efectos de la infección a través de un mecanismo de inhibición de las moléculas afectadas.
"Hemos utilizado este modelo 3D del desarrollo del cerebro humano temprano para buscar las causas de la microcefalia en los fetos provocadas por el zika”, señala Rana. "Una parte de mi laboratorio trabaja en otros virus que causan daño al sistema nervioso central, y ahora quieren volver a estudiarlos siguiendo este patrón”, añade.
Aunque solo sea una aproximación in vitro con una cepa concreta del virus –la MR766, proveniente de Uganda y distinta a la que ha provocado un brote de casos en Latinoamérica–, este hallazgo permite entender mejor el virus para poder frenarlo.
Este nuevo estudio llega tras la confirmación, por el Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, del vínculo entre el virus del Zika y la microcefalia –tamaño anormalmente reducido de la cabeza– detectada en bebés nacidos de madres contagiadas.
Referencia bibliográfica:
Jason Dang, Shashi Kant Tiwari, Gianluigi Lichinchi, Yue Qin, Veena S. Patil, Alexey M. Eroshkin y Tariq M. Rana. “Zika Virus Depletes Neural Progenitors in Human Cerebral Organoids through Activation of the Innate Immune Receptor TLR3”, Cell Stem Cell2016. Doi: http://dx.doi.org/10.1016/j.stem.2016.04.014