El oso polar Knut, que fue rechazado por su madre al poco de nacer, fue durante meses el objetivo de las cámaras. Su controvertida existencia en el zoo de Berlín, a la que algunos se oponían sin una madre que le cuidara, le convirtió en el osezno más famoso del mundo. Fuimos testigos de su crecimiento hasta su muerte, a los cuatro años. No es hasta ahora que un estudio revela que el animal sufrió una enfermedad autoinmune solo conocida en humanos.
En diciembre de 2006 nació en el zoo de Berlín (Alemania) el oso polar Knut. Rechazado por su madre y criado por los trabajadores del centro, el entrañable osezno se hizo mundialmente famoso tras la controversia en torno a su mantenimiento en el zoo.
Pero pese a ser el centro de atención de los medios de comunicación durante meses, el animal murió en marzo de 2011, a la edad de cuatro años, tras sufrir ataques de epilepsia y caer al reciento de la piscina. La causa oficial de su muerte fue encefalitis, que se le diagnosticó al poco de morir.
Sin embargo, hasta ahora se desconocía qué dolencia sufría en realidad el popular mamífero. Investigadores alemanes resuelven por fin el caso: Knut padeció una enfermedad autoinmune que afectó a su cerebro, encefalitis por anticuerpos contra el receptor de NMDA.
Según el estudio, que se publica en la revista Scientific Reports, Knut es el primer animal salvaje o doméstico en el que se demuestra esta forma de encefalitis. En humanos los síntomas son parecidos a los que sufrió el oso polar.
El equipo del Centro alemán de Enfermedades Neurodegenerativas (DZNE, por sus siglas en alemán), el Instituto Leibniz para la investigación para la vida salvaje y el zoo (IZW, por sus siglas en alemán) y la Universidad Charité de Medicina de Berlín propone que las respuestas inmunes errantes pueden estar asociadas con enfermedades del cerebro de manera más común de lo que asumía.
El oso polar Knut adulto en el Zoo de Berlín. / Zoologischer Garten Berlin AG
Alucinaciones y demencia, entre los síntomas
Tras la muerte de Knut, al leer la autopsia, el especialista en neurología, Harald Prüß, del DZNE encontró paralelismos con sus propios estudios sobre las enfermedades del cerebro humano. Se puso en contacto con Alex Greenwood, del IZW, para tratar de responder a su duda: ¿pudo el oso polar padecer una enfermedad autoinmune en el cerebro?
Después de confirmar la causa no infecciosa de la enfermedad, los investigadores se pusieron a analizar las muestras de cerebro conservadas y descubrieron la presencia de anticuerpos contra el receptor de NMDA, unas proteínas características de esta encefalitis.
“Hasta ahora, esta enfermedad autoinmune solo se conocía desde hace muy poco en humanos. En esta dolencia, el sistema inmune del cuerpo sobreactúa y produce anticuerpos que dañan las células nerviosas en lugar de luchar contra los patógenos”, subraya Prüß. Entre los síntomas se encuentran los ataques de epilepsia, las alucinaciones y la demencia. En humanos existen ya pruebas de diagnóstico de la enfermedad, que es relativamente receptiva al tratamiento médico.
“Si la terapia actual en los pacientes humanos es también adecuada para animales, se podrían prevenir muchos casos fatales de encefalitis en los zoos”, comenta Greenwood quien añade que la enfermedad de Knut tiene más implicaciones. “Es posible que las enfermedades autoinmunes del sistema nervioso sean mucho más comunes en humanos y otros mamíferos que lo que se pensaba”, concluye.
Referencia bibliográfica:
Prüss H, Leubner J, Wenke NK, Czirják GÁ, Szentiks CA, Greenwood AD (2015). “Anti-NMDA Receptor Encephalitis in the Polar Bear (Ursus maritimus) Knut”. Scientific Reports doi: 10.1038/srep12805.