El oso polar Knut, que fue rechazado por su madre al poco de nacer, fue durante meses el objetivo de las cámaras. Su controvertida existencia en el zoo de Berlín, a la que algunos se oponían sin una madre que le cuidara, le convirtió en el osezno más famoso del mundo. Fuimos testigos de su crecimiento hasta su muerte, a los cuatro años. No es hasta ahora que un estudio revela que el animal sufrió una enfermedad autoinmune solo conocida en humanos.