Investigadores del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) constatan que el canibalismo fue una práctica habitual en la Península Ibérica. El estudio, que publica la revista Current Anthropology en su último número, constata el caso de canibalismo cultural más antiguo conocido hasta el momento.
Durante las campañas arqueológicas de 1994 y 1996, un equipo español de investigadores encontró restos humanos en el nivel TD6 de Gran Dolina de Atapuerca (Burgos). Estos restos pudieron definirse como una nueva especie, Homo antecesor, pero no sólo eso: el equipo científico detectó evidencias de canibalismo en estos huesos. Quedaba pendiente saber si se trataba de un hecho puntual o de una práctica frecuente.
Una nueva investigación, que publica la revista Current Anthropology y donde se ha tenido también en cuenta nuevos fósiles de igual antigüedad obtenidos desde el verano de 2003 en subniveles del mismo yacimiento de Atapuerca, constata que fue una práctica habitual. “Nos encontramos ante el caso de canibalismo cultural más antiguo conocido hasta el momento”, aseguran los científicos del IPHES liderados por Eudald Carbonell
“El análisis de los restos craneales y postcraneales del Homo antecesor –explica Isabel Cáceres, coautora e investigadora del IPHES– ha permitido identificar diversas alteraciones de origen antrópico (marcas de corte y fractura de huesos) relacionadas con el consumo de los individuos localizados”.
La misma investigadora puntualiza: “Estos fósiles no muestran una distribución específica, ya que aparecieron mezclados con instrumentos líticos y huesos de otros animales, como ciervos, caballos o rinocerontes. Ambos tipos de restos, humanos y no humanos, muestran modelos de aprovechamiento y patrones de carnicería similares por parte del Homo antecessor.
Los restos humanos aparecen distribuidos en los diferentes subniveles de TD6. Eso, junto con el aumento de la colección de fósiles de homínidos aparecidos durante la segunda fase de excavación, en 2003, ha permitido identificar la sucesión de diferentes acontecimientos de canibalismo en una secuencia temporal dilatada.
Consumo frecuente de carne humana
“Los datos sugieren que las estrategias de caza y el consumo de carne humana eran frecuentes y habituales”, asegura Palmira Saladié, también coautora y científica del IPHES. “Las numerosas evidencias de canibalismo, el número de individuos (11), su perfil de edad (mayoritariamente infantiles y juveniles), y la distribución arqueoestratigráfica indican que el canibalismo en TD6 fue nutricional”, puntualiza la experta.
“La antropofagia, pues, tenía que estar aceptada e incluida en su sistema social, ya que no se trató de un acontecimiento puntual. Por tanto, nos encontramos ante el caso de canibalismo cultural más antiguo conocido hasta ahora”, concluye Saladié.
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Referencia bibliográfica:
Eudald Carbonell, Isabel Cáceres, Marina Lozano, Palmira Saladié, Jordi Rosell, Carlos Lorenzo, Josep Vallverdú, Rosa Huguet, Antoni Canals y José Maria Bermúdez de Castro; “Cultural Cannibalism as Paleoeconomic System in the European Lower Pleistocene”, Current Anthropology, 2010.