Mientras algunos líderes mundiales siguen debatiendo y buscando un equilibrio entre países industrializados y emergentes que en definitiva salve el Planeta, Barack Obama, presidente de EE UU, ya ha anunciado, antes de despedirse de la cumbre, que por primera vez los países emergentes se comprometen a reducir emisiones. Sin embargo, el acuerdo del que habla Obama no es legalmente vinculante.
Obama abandona la cumbre y deja a los demás jefes de Estado cerrar el acuerdo que se prevé que sea en las próximas horas. El borrador del texto con el que trabajan menciona un aumento de la temperatura global se mantenga por debajo de los 2ºC, y en sus anexos recoge la voluntad de reducción de emisiones de CO2 ya anunciadas por los países.
Además, el acuerdo introduciría acciones de mitigación, pero que no se definirían hasta el 1 de febrero de 2010. Según informa el borrador, los países menos desarrollados y las pequeñas islas en vías de desarrollo deberán tomar acciones voluntariamente, “en las bases del apoyo”.
Las acciones de mitigación y adaptación, como la prevención de la deforestación a través del programa REDD, y que incluyen nuevas y adicionales inversiones en cuestión de bosques, se pondrían en marcha junto al acuerdo.
En el tema de la financiación, las cifras son las mismas para el periodo de 2010 a 2012: 10.600 millones de dólares americanos para la Unión Europea, 11.000 millones para Japón y 3.600 millones para EE UU. En total serán 30.000 millones de dólares para esos tres años.
Amigos de la Tierra Internacional ya ha reaccionado ante este posible acuerdo, y ha considerado que es “un fracaso por parte de los gobiernos de las países ricos que deberían asegurar un acuerdo fuerte y justo de Naciones Unidas para combatir el cambio climático”. Los ecologistas han resaltado que “para los países más vulnerables del mundo, incluidas las pequeñas islas, es insuficiente” porque reclaman al menos un aumento de la temperatura no superior a 1,5ºC.
Pero Obama parece haberse ido satisfecho a pesar de que “técnicamente podría no llegarse a una firma”. El compromiso que ya está asumiendo EE UU, es “muy importante”. Además, como ha señalado en diferentes ocasiones, los países deben seguir confiando en la Ciencia para poder luchar contra el cambio climático. Sin embargo, según ha declarado, el acuerdo “no será legalmente pero obligará a cada país mostrar al mundo lo que está haciendo”.
Mientras todavía se espera una respuesta por parte del resto de países, Greenpeace ya habla de este acuerdo como “un crimen climático”. No obstante, para el presidente estadounidense “lo más importante para empezar a cumplir los compromisos es construir confianza entre países ricos y pobres, y por ello tenemos que movernos juntos, y así haremos progresos en el futuro”.