Los hábitos de alimentación de los orangutanes han sido difíciles de estudiar debido al reto que supone la observación de este comportamiento en su entorno natural. Para resolver este desafío, los científicos han reconstruido las historias de dieta de orangutanes silvestres usando sus dientes como biomarcadores. Con esta investigación, el equipo ha comprobado que algunos orangutanes inmaduros amamantan hasta los ocho años de edad o más.
La lactancia materna es un aspecto crítico del desarrollo y su duración exclusiva y el momento de introducir alimentos sólidos en la dieta son también factores importantes de la salud en la población humana y en otros primates. Sin embargo, muchos aspectos de su práctica se desconocen.
Un estudio, dirigido por investigadores del departamento de Medicina Ambiental y Salud Pública de la Escuela de Medicina Icahn del Hospital Monte Sinaí (EE UU) y biólogos evolutivos en la Universidad de Griffith en Australia, ha permitido desarrollar un método para el seguimiento de patrones en primates. De este modo, los científicos han descubierto que algunos orangutanes inmaduros amamantan hasta los ocho años o más, lo que supera la edad máxima de destete reportada en otros primates no humanos.
"Las transiciones alimentarias de la primera infancia reflejan aspectos fundamentales de la vida, la historia y la evolución de los primates", dice Christine Austin, investigadora de la Escuela de Medicina Icahn y coautora del estudio.
"Al estudiar primero los patrones de nuestros primos primates –añade la experta–, podemos aplicar estos hallazgos a futuros estudios en seres humanos. Este método se puede utilizar para reconstruir las historias de la dieta de los seres humanos contemporáneos con el fin de saber de manera fiable y precisa la relación entre la dieta infantil y los resultados de salud en la infancia o en la vida posterior”.
Los investigadores analizaron los niveles de bario en los dientes de cuatro orangutanes silvestres a partir de su primer año de vida. El bario, un elemento no esencial, a menudo sigue caminos similares en el cuerpo al calcio, y se incorpora fácilmente en los tejidos esqueléticos, como los dientes, cuando se ingiere leche materna. La prueba de este elemento es, por lo tanto, una manera efectiva de indicar si un lactante o un individuo inmaduro sigue amamantando.
Variaciones según la disponibilidad de fruta
El estudio, que se publica en la revista Science Advances, revela que después del primer año, los niveles de bario generalmente disminuyeron, pero estaban presentes hasta el octavo y noveno año de vida de los orangutanes silvestres.
Además, los expertos hallaron periodos cíclicos de altas y bajas concentraciones de bario de año en año. Esto podría corresponder a tiempos de alta disponibilidad de fruta, cuando los animales en crecimiento dependen menos de la leche, mientras que los aumentos de bario son el resultado del aumento de consumo de leche durante periodos de escasez de alimentos.
"La evidencia de los patrones de lactancia plurianuales cíclicos y las edades de destete tardías en orangutanes, reportados aquí por primera vez, conducirán a nuevos estudios sobre cómo la disponibilidad de alimentos y otros factores ambientales afectan a los patrones de lactancia en primates", añade Tanya Smith, profesora asociada de la Universidad de Griffith y autora principal del estudio. "Se necesitan más investigaciones para determinar si los patrones de lactancia materna similares ayudan a los bebés humanos a aumentar la resiliencia a los estresores ambientales en la infancia", añade.
Los hallazgos de este trabajo podrían tener implicaciones significativas también para el manejo de primates en peligro de extinción con tasas de reproducción lentas, como los orangutanes de Sumatra y Borneo, cuyas historias de vida son poco conocidas.