Los orangutanes de Borneo y Sumatra, en Indonesia, adaptan su repertorio de llamadas al grupo, tal y como hacen los seres humanos, según un nuevo estudio observacional. Los resultados podrían ayudar a comprender cómo fue el origen y evolución del lenguaje en nuestros antepasados homínidos.
Un equipo de investigación ha demostrado que estos grandes simios, que no habían recibido un entrenamiento previo y que vivían en cautividad en zoológicos, fueron capaces de usar una lasca de sílex como herramienta para obtener una recompensa. Los resultados podrían aportar una nueva pieza al rompecabezas que supone el origen tecnológico del ser humano.
Hasta ahora se creía que estos grandes simios aprendían siguiendo el modelo pasivo de sus progenitores. Sin embargo, un nuevo estudio muestra por primera vez que las madres orangután, protagonistas del #Cienciaalobestia, participan activamente en el aprendizaje de las habilidades de sus crías.
Aunque la señal pueda degradarse por la distancia, los sonidos que emiten estos grandes simios, protagonistas del #Cienciaalobestia, se desplazan a través de los árboles y mantienen intacto el contenido. El estudio contradice así una antigua teoría sobre la evolución del habla humana y arroja nuevas pistas.
Los hábitos de alimentación de los orangutanes han sido difíciles de estudiar debido al reto que supone la observación de este comportamiento en su entorno natural. Para resolver este desafío, los científicos han reconstruido las historias de dieta de orangutanes silvestres usando sus dientes como biomarcadores. Con esta investigación, el equipo ha comprobado que algunos orangutanes inmaduros amamantan hasta los ocho años de edad o más.
La forma en la que cada uno ve el mundo y la realidad no siempre coincide; eso lo sabemos todos. Pero, al contrario de lo que se pensaba, no somos los únicos que nos damos cuenta de que alguien tiene una idea errónea. Un estudio demuestra por primera vez que chimpancés, bonobos y orangutanes son capaces de reconocer falsas creencias como lo hace un niño.
A lo largo de la historia evolutiva, la estructura de la mano moderna ha cambiado poco desde que humanos y chimpancés compartieran un ancestro común hace millones de años. Así lo revela un equipo internacional de científicos, liderado por un español, que demuestra que tanto la forma de nuestra mano como la “pinza de precisión” asociada a ella aparecieron antes que la fabricación de las primeras herramientas de piedra. El estudio arroja también luz sobre el ancestro común de humanos y chimpancés.
Un equipo internacional de científicos, con participación española, ha secuenciado el ADN del orangután de Sumatra (Pongo abelii). La secuenciación posterior de otros cinco orangutanes de Sumatra y cinco de Borneo (Pongo pygmaeus) arroja luz sobre la evolución de los grandes simios (incluidos los humanos) y demuestra la gran diversidad genética de estas especies.