Los científicos alertan, en un nuevo informe presentado esta mañana en Cancún (México), que muchos glaciares, vitales para los habitantes de esas regiones suramericanas, podrían desaparecer en las próximas décadas. Los glaciares de Patagonia (en Argentina y Chile), seguidos por los de Alaska (EE UU), han perdido masa más rápido y durante más tiempo que los glaciares del resto del mundo.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), junto a otros centros de investigación de todo el mundo, como el Instituto Polar Noruego, han presentado hoy los resultados del informe Glaciares de alta montaña y cambio climático –Retos y Adaptación que demuestra que mientras algunos glaciares han incrementado su masa (como los de Noruega, y sur de Nueva Zelanda), para el resto, la masa no ha hecho más de disminuir.
En el caso de Chile, “todo el país es vulnerable al derretimiento de glaciares por la condición geográfica con montañas tan altas y un espacio tan angosto. Toda el agua viene de la montaña”, ha declarado a SINC Javier A. García, director de Relaciones Internacionales del Ministerio del Medio Ambiente de Chile.
Después de los glaciares de la Patagonia (Perú y Chile) y los de Alaska (EE UU), los glaciares de las montañas Rocosas, al noroeste de EE UU y suroeste de Canadá, son los más vulnerables. Le siguen los de alta montaña de Asia, que incluyen la región del Hindu Kush del Himalaya, el Ártico y los Andes.
“La tendencia global, observada durante muchas décadas en diversas partes del globo, es que el deshielo de los glaciares tiene implicaciones a corto y largo plazo para un número considerable de personas en lo que se refiere a suministros de agua y vulnerabilidad”, ha confirmado Achim Steiner, subsecretario general de la ONU y director ejecutivo del PNUMA.
Montañas sin glaciares
En pocas décadas, el deshielo de los glaciares podría causar una reducción en la disponibilidad de agua en algunas zonas secas, como en Asia central y ciertas partes de los Andes. En estas regiones, donde hay pocas lluvias y precipitaciones, el retroceso de los glaciares tendrá, respecto a Europa y ciertas partes de Asia, un impacto mucho mayor en la disponibilidad estacional de agua.
“Sin glaciares, bajará el nivel de los ríos y habrá problemas de aprovisionamiento de agua sobre todo en primavera y verano. Esto afectará a la agricultura, la energía, el consumo humano, la minería, etc. Uno de los temas críticos en Chile es el agua justamente por este escenario”, ha afirmado García.
Aunque muchos glaciares pueden tardar siglos en desaparecer por completo, muchos de ellos, situados a una altitud inferior, más pequeños y muchas veces fuentes esenciales de agua, se están derritiendo mucho más rápido.
“Cuando los glaciares desaparecen, la gente, el ganado, las aves y los animales se ven obligados a moverse. Pero, irónicamente, una gran cantidad de personas mueren ahogados en los desiertos, cuando las lluvias cada vez más impredecibles causan inundaciones”, ha explicado Christian Nellemann, investigadora en el centro de investigación del PNUMA-GRID-Arendal en Noruega.
Según el nuevo informe, en algunas regiones es “muy probable” que gran parte de los glaciares desaparezca a finales del siglo XXI, mientras que la cobertura glaciar de otros persistirán, pero en forma reducida durante muchos siglos.
Para evitar la aceleración del derretimiento de los glaciares chilenos, el país está realizando un catastro nacional de glaciares, que cubrirá el 90% de los glaciares, y una política, aún en preparación, para la protección de glaciares. “Proporcionamos por primera vez información científica, porque había muy poca sobre glaciares”, ha apuntado García.
Las consecuencias directas del deshielo
Al derretirse los glaciares pueden formarse lagos por las paredes de barro, tierra y piedras que retienen a veces millones de toneladas de agua y que pueden poner en riesgo a los poblaciones y la infraestructura como las centrales eléctricas.
En los últimos 40 años, los “vaciamientos repentinos de los lagos glaciares" (también conocidos como GLOFs, por sus siglas en inglés) se han incrementado, no sólo en China, Nepal y Bhután, sino también más recientemente en la Patagonia y en los Andes.
En abril, octubre y diciembre de 2008, y en marzo y septiembre de 2009, se produjeron cinco grandes inundaciones de este tipo en el Campo de Hielo del norte de la Patagonia (Chile). El lago, que se ha vuelto a llenar y supone un nuevo riesgo de inundación, liberó cada vez cerca de 200 millones de toneladas de agua en el río Colonia.
“No se puede hacer mucho porque el retroceso de los glaciares ya es un hecho por la inercia climática. Pero dependemos, como muchos países, de las medidas que se tomen a nivel global en Cancún”, ha alertado a SINC el chileno.