El estudio ha sido publicado en Nature

Los genes del ostión se adaptan al estrés

El análisis del genoma de la ostra japonesa u ostión Crassostrea gigas revela que su información genética se aclimata a los factores de riesgo de su ambiente, muy cambiante. Investigadores del Instituto Chino de Oceanografía han descubierto además que la formación de su concha es más complicada de lo que se creía.

Ostras en la zona intermareal de Xiamen (China). Imagen: Qian
El ostión se aclimata a los factores de riesgo de su ambiente. Foto: Qian

El análisis del genoma de la ostra japonesa u ostión Crassostrea gigas revela que su información genética se aclimata a los factores de riesgo de su ambiente, muy cambiante. Investigadores del Instituto Chino de Oceanografía han descubierto además que la formación de su concha es más complicada de lo que se creía.

Un equipo de investigadores ha publicado en Nature los resultados de su análisis del genoma de la Crassostrea gigas, la ostra japonesa también conocida como ostión, más grande y de sabor más fuerte que la común.

Estos moluscos sésiles, nativos del Océano Pacífico, viven en regiones estuarias con entornos dinámicos y muy cambiantes.

Los científicos han descubierto que, para hacer frente a esos agentes externos, “los moluscos han desarrollado un gran número de familias de genes capaces de adaptarse al estrés”, explica a SINC Guofan Zhang, del Instituto Chino de Oceanografía y líder de la investigación.

Zhang es uno de los impulsores del Proyecto del Genoma de la Ostra en China, que es uno de los principales países productores de ostiones de acuicultura.

El estudio del genoma de la ostra permite mejorar la genética de las especies para la acuicultura

Según han descubierto, los genes de la ostra japonesa responden cuando el organismo se ve sometido a agentes de riesgo como la variación de la temperatura, los cambios de salinidad, la exposición al aire y los metales pesados.

Una de las principales dificultades que entraña la secuenciación del genoma de estas ostras es que, como el de otros invertebrados marinos, es polimórfico –es decir, contiene múltiples alelos para un mismo gen–, y rico en secuencias repetitivas.

Para superar este obstáculo, los investigadores secuenciaron, ensamblaron y analizaron el genoma variable del ostión utilizando una colección de secuencias cortas de ADN, llamadas fósmidos, con una estrategia de ‘fosmid-pooling’, “que es útil en casos de polimorfismo como el del genoma de este molusco”, explica Zhang.

Por otra parte, con el objetivo de investigar las respuestas de los genes al estrés, los científicos secuenciaron 61 transcriptomas –partes del genoma que se expresan en la célula bajo ciertas circunstancias– de ostiones expuestos a nueve factores de riesgo del ambiente.

De los genes de la ostra, 5.844 se expresaban de forma diferente ante al menos uno de esos factores. La exposición al aire es lo que más estrés les causa, según se explica en el artículo, ya que 4.420 genes tuvieron respuesta ante este agente externo.

¿Cómo se forman las conchas?

Otra parte de la investigación se centró en la formación de las conchas para analizar cuáles de sus genes estaban implicados en este proceso. Encontraron que el proceso es más complicado de lo que se pensaba. Algunas proteínas presentes en la concha de las ostras, entre ellas la fibronectina, “podrían tener un papel determinante en la construcción y la modificación de la matriz del genoma”.

Los autores aseguran que la investigación de la secuencia del genoma del ostión y de los datos de sus transcriptomas “pueden proporcionar recursos útiles para estudiar la biología de los moluscos y para mejorar la genética de las especies acuáticas”.

Referencia bibliográfica:

Guofan Zhang et al. “The oyster genome reveals stress adaptation and complexity of shell formation”. Nature. doi:10.1038/nature11413. 19 de septiembre de 2012

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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