Los elefantes detectan el sexo y la etnia de los humanos por la voz

Los elefantes del Parque Nacional Amboseli (Kenia, África) diferencian a sus enemigos por la voz. Estos animales reconocen a los varones de la tribu masái –su principal amenaza humana en esta región– y responden ante ellos con un comportamiento defensivo, incluso aunque se hagan pasar por mujeres.

Los elefantes diferencian a sus enemigos por la voz

Los elefantes del Parque Nacional Amboseli (Kenia, África) diferencian a sus enemigos por la voz. Estos animales reconocen a los varones de la tribu masái –su principal amenaza humana en esta región– y responden ante ellos con un comportamiento defensivo, incluso aunque se hagan pasar por mujeres.

Investigadores de la Universidad de Sussex (Reino Unido) han viajado hasta Kenia (África) para analizar el comportamiento de los grupos de elefantes que se encuentran en el Parque Nacional Amboseli.

El trabajo, publicado en la revista PNAS, ha demostrado que estos animales distinguen a los hombres de la tribu masái, uno de sus principales enemigos, por su voz y su lenguaje.

“Reconocer los depredadores y juzgar el nivel de amenaza que poseen es una habilidad crucial para muchos animales salvajes"

“Reconocer a los depredadores y juzgar el nivel de amenaza que poseen es una habilidad crucial para muchos animales salvajes”, indica Karen McComb, líder del estudio.

Según los investigadores, la capacidad de discriminar la amenaza real de la aparente tiene un impacto importante ya que evita interrupciones repetidas de la alimentación y reduce el estrés fisiológico del animal.

Temen a los masái y no a los kamba

En su trabajo de campo, los científicos grabaron una misma frase: “Mira, mira por allá, un grupo de elefantes se acerca”, en los idiomas maternos de dos tribus, la masái y la kamba.

Registraron un total de 25 voces de hombres y mujeres de la tribu masái –tanto de adultos como de jóvenes–, y también registraron diez voces de adultos machos de la etnia kamba.

“Los masái pastan su rebaño por el Parque Amboseli y, por lo tanto, tienden a encontrarse más con elefantes que los miembros de la tribu kamba, cuya actividad principal se basa en la agricultura de parcelas afincadas lejos del parque”, declara a Sinc Graeme Shannon, uno de los autores del estudio.

Los resultados del experimento mostraron que estos gigantescos mamíferos tenían un comportamiento más defensivo, como agruparse o husmear, ante las grabaciones de los hombres de la tribu masái, que cuando oyeron a mujeres y niños de esta etnia, o a hombres de la tribu kamba.

Distinguen una voz falsa de mujer

Otra de las fases del experimento consistió en engañar a los elefantes con la voz de un hombre modulada para que sonara como la de una mujer. Curiosamente, los elefantes reconocieron la farsa y respondieron a esta grabación como si de un varón masái se tratase.

El miedo de los elefantes hacia los masái es producto de años de interacción

El miedo de los elefantes hacia los masái es producto de años de interacción. “Las dos poblaciones coexisten en el mismo ecosistema, normalmente de forma pacífica, excepto cuando hay un conflicto por el acceso a los recursos o alguno de los elefantes mata a alguna vaca del rebaño. Aunque este es un conflicto menor comparado con la masacre de elefantes que se lleva a cabo por el marfil”, lamenta Shannon.

Trabajos previos estudiaron el comportamiento de estos paquidermos ante estímulos visuales y olfativos. Según los científicos, los elefantes tenían también más miedo cuando se encontraban con ropa de color rojo y olor típico de la tribu de los masái, que con las prendas de los kamba.

Shannon concluye: “Con las señales acústicas, los elefantes reconocen la etnia, la edad y el género de un predador potencial. Esta es una ventaja a sistema de defensa y lo hace más efectivo. Muy útil cuando el depredador se encuentra fuera del campo de visión”.

Referencia bibliográfica:

Karen McComb, Graeme Shannon, Katito N. Sayialel, and Cynthia Moss.“Elephants can determine ethnicity, gender, and age from acoustic cues in human voices”. PNAS. 2014

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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