Los elefantes del Parque Nacional Amboseli (Kenia, África) diferencian a sus enemigos por la voz. Estos animales reconocen a los varones de la tribu masái –su principal amenaza humana en esta región– y responden ante ellos con un comportamiento defensivo, incluso aunque se hagan pasar por mujeres.
Investigadores del CSIC y la Universidad Politénica de Valencia han creado una célula solar de silicio que transforma en electricidad la radiación infrarroja. Los resultados de la investigación podrían servir para crear células fotovoltaicas de alto rendimiento.
Investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) han analizado cómo afecta el modelo de programación al rendimiento y la eficiencia energética en arquitecturas de procesadores de varios núcleos. El estudio se enmarca dentro de un proyecto europeo para mejorar las aplicaciones informáticas de computación en paralelo.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han participado en el desarrollo de DCMIX2, un experimento para estudiar la difusión de mezclas de hidrocarburos en condiciones de microgravedad. El experimento se acaba de completar con éxito en la Estación Espacial Internacional y puede servir para detectar de forma más eficaz los yacimientos de petróleo.
Investigadores de la Universidad de Granada han demostrado que no existe un test de inteligencia universal que se pueda utilizar en todas las culturas, ya que las diferencias culturales determinan los resultados de este tipo de pruebas, que miden el cociente intelectual de una persona.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y de la Universidad de Tor Vegata de Roma han estudiado el ADN del azafrán, la especia más cara del mundo, mediante el análisis de su código genético. Así han diseñado un sistema capaz de discriminar y certificar su autenticidad.
Descubrir arcos ocultos, visualizar el perfil alomado de la época medieval, localizar un grabado renacentista sobre un arco romano o detectar restauraciones. Estos son algunos de los resultados obtenidos por investigadores de la Universidad de Vigo tras analizar más de 80 puentes romanos y medievales con la ayuda de un georradar, un escáner láser y modelos matemáticos, una tecnología que ayuda a su conservación.