Así lo confirma el informe de Biodiversidad en España. Base de la sostenibilidad ante el cambio global presentado hoy por el Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE). Los cambios en los usos del suelo son una de las principales amenazas de la biodiversidad española a las que se une el cambio climático, los incendios forestales, las especies exóticas invasoras, el uso insostenible de los recursos naturales y la contaminación.
“Las zonas artificiales (que incluyen zonas industriales y comerciales, zonas portuarias, aeropuertos, tejido urbano discontinuo, zonas en construcción, etc.) han aumentado 3,37 hectáreas por hora desde el año 2000 hasta el 2006”, ha señalado Luis M. Jiménez Herrero, director ejecutivo del OSE durante la presentación en la sede del Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino (MARM).
El informe destaca que entre 1987 y 2006 las zonas artificiales han aumentado un 51,9%: en 1987 ocupaban el 1,3% del territorio, en 2000 llegaron a representar el 1,7% y en 2006 el 2,0%. El incremento de las zonas artificiales se ha acelerado en el último periodo, desde una tasa de 13.112 hectáreas al año durante el periodo 1987-2000 hasta una tasa de 29.500 hectáreas al año de 2000 a 2006.
Además, el 20% de las nuevas zonas artificiales se han construido sobre bosques, matorrales y pastizales. A la artificialización del suelo, se unen la agricultura intensiva y el desarrollo de infraestructuras de transporte en los cambios de los usos del suelo. La actividad humana ha modificado también de la misma manera las zonas donde habitan especies en peligro de extinción que el resto del territorio.
“El ritmo de pérdida de biodiversidad ha multiplicado entre 100 y 1.000 veces el ritmo natural”, ha subrayado Jiménez Herrero quien ha apuntado que la biodiversidad española –la mayor de Europa con más de 85.000 especies diferentes de invertebrados– sufre seis presiones principales.
Más incendios, más sobreexplotación
Con el cambio climático 96 especies de vertebrados terrestres ibéricos están amenazados y se perderá el 13% de las condiciones climáticas favorables. “Habrá extinciones locales”, afirma el director del OSE.
Muchas especies de árboles como el pino albar, el abeto y el pino negro de montaña se verán afectadas. El alcornoque por ejemplo cambiará su patrón habitual de distribución. “Hemos perdido el 45% de los bosques en los últimos 100 años”, ha manifestado al respecto José Jiménez, director general de Medio Natural y Política Forestal del MARM.
Según el VIII informe temático del OSE, los incendios amenazarán a los bosques, sobre todo en el cuadrante suroccidental, porque aumentarán, serán más peligrosos y durarán más tiempo. A lo que los servicios de extinción deberán adelantar las campañas de lucha contra el fuego y permanecer dos meses más de media de alerta.
A esto se añade el riesgo de desertificación del 37% de la superficie de España y una tendencia hacia “la mediterranización de la zona norte y la aridización de la zona sur”.
En cuanto a los océanos, la sobrepesca (sobre todo en el Mar Cantábrico), la sobreexplotación, y la contaminación de recursos hídricos continentales son otras de las amenazas. “Desde 1980, el 17% de las praderas de Posidonia oceanica del Mediterráneo han perdido el 50% de su área”, ha recordado Jiménez Herrero.
Para mejorar esta situación, diez nuevas áreas marinas serán incluidas próximamente dentro de la Red Natura, lo que supondrá una protección de 25.180 km2 de estos ecosistemas. En la actualidad, solo tienen un 1% de la superficie protegida.
Economía de la Biodiversidad, ¿la solución?
A pesar de que España, al igual que el resto de países, no ha alcanzado el objetivo europeo de detener la pérdida de biodiversidad en 2010, el informe propone poner en valor los aspectos económicos de la biodiversidad. “La Economía de la Biodiversidad es el escenario hacia el que debe dirigirse una sociedad que busca el desarrollo sostenible”.
“No se trata de comercializar la biodiversidad, sino de adecuar los beneficios y los costes de la pérdida en un contexto de desarrollo sostenible”, ha asegurado Jiménez Herrero. El uso de los bosques como sumideros de carbono es por ejemplo una tendencia creciente. “Son algo más que madera”, ha recalcado el director quien ha declarado que fijan el 14% de las emisiones totales de CO2 de España.
Entre las otras propuestas del informe para proteger la biodiversidad destacan también el refuerzo de los mecanismos de protección existentes y desarrollar una contabilidad ambiental y económica integrada (con mecanismos de compensación). “Los costes de conservación de la biodiversidad son menores que restaurarla en el futuro”, concluye el director general de Medio Natural y Política Forestal del MARM.
Más información:http://www.sostenibilidad-es.org/sites/default/files/_Informes/tematicos/biodiversidad/Biodiversidad_Esp.pdf