Investigadores españoles han observado que las hembras del pájaro papamoscas cerrojillo eligen pareja teniendo en cuenta la ayuda que les brindará en el cuidado de los polluelos, lo que reducirá su desgaste fisiológico. Hasta ahora se pensaba que la selección de pareja basada en el plumaje se fundaba en la calidad genética de la descendencia.
Las hembras del pájaro papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) que se aparean con los machos más atractivos reciben más ayuda durante la incubación y crianza de los pollos. Esto reduce su esfuerzo reproductivo y minimiza el daño oxidativo, según un estudio realizado por investigadores españoles del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN, CSIC) y la Universidad de Vigo.
“Los rasgos de los machos no solo señalan a las hembras sus buenos genes, sino también su capacidad de mejorar el éxito reproductivo y la supervivencia”, explica a SINC Juan Moreno Klemming, investigador del MNCN y uno de los autores del trabajo. “No es de extrañar, por tanto, que las hembras prefieran a estos machos”.
El estudio se ha elaborado durante las épocas de cortejo y cría de una población de papamoscas en los montes de Valsaín, en el Parque Nacional de Guadarrama. La especie es monógama, aunque algunos machos son polígamos. Durante el cortejo, los machos atraen a las hembras por medio del canto, el plumaje y otros ornamentos.
“Sin las preferencias femeninas, los machos de muchas especies de animales no desarrollarían todos esos rasgos exhibidos durante el cortejo que tanto han llamado la atención de los naturalistas desde el pasado más remoto”, indica el investigador.
Una diferenciación clave
Entre los beneficios que aportan estos rasgos diferenciados se encuentran los indirectos, basados en la calidad de la descendencia. Los machos más atractivos tendrán hijos más ‘seductores’, exitosos para aparearse en un futuro y una superior calidad genética. Estas crías se adaptarán mejor al medio, poseerán mayor resistencia a los parásitos, más vigor y mejores respuestas conductuales.
Pero existen otros beneficios, los directos, que afectan de manera inmediata al bienestar de las hembras y a su supervivencia. “Hemos comprobado que los machos más atractivos ayudan más a sus parejas, aportándoles más alimento durante la incubación y ayudando en el cuidado de los polluelos, además de defenderlas mejor de otros machos intrusos”, explica el científico.
“Hasta ahora, se ha supuesto que esos caracteres del plumaje de los machos son preferidos por las hembras por los beneficios indirectos que aportan, como el atractivo o la calidad de la descendencia. Sin embargo, en este estudio se demuestra que las hembras emparejadas con machos más atractivos reciben más ayuda de los machos durante la incubación y crianza de los pollos, y reducen su esfuerzo reproductivo”, destaca Moreno.
A pesar de esforzarse menos en la reproducción, estas hembras son capaces de criar a un mayor número de polluelos gracias a las aportaciones de sus parejas.
Al recibir esta ayuda por parte del macho, el nivel de desgaste fisiológico de la hembra se reduce, lo que mejora su supervivencia. “El daño oxidativo, medido por el nivel en el plasma sanguíneo de las hembras de malondialdehído –un producto de la oxidación de los lípidos celulares–, es menor cuanto mayor es la ayuda de sus parejas durante la incubación y cuanto más ornamentado es el plumaje de estos machos”, incide Moreno.
Los niveles altos de daño oxidativo en los tejidos aceleran el envejecimiento del organismo y reducen la capacidad de supervivencia, según resultados anteriores obtenidos en estudios médicos y veterinarios.
El papamoscas cerrojillo es un pájaro pequeño de colores pardos en invierno y con un diferenciado contraste en el plumaje entre negros y blancos durante la primavera, especialmente en los machos. Se distribuye por toda Europa, en bosques densos de zonas montañosas. En España hay una población de entre 100.000 y 300.000 ejemplares.
Los machos con plumaje dorsal más negro y con mayor mancha blanca en la frente son los preferidos por las hembras cuando buscan pareja a su llegada a España desde las zonas de invernada en África occidental. La voz de alarma consiste en un repetido y nervioso cántico corto y metálico, aunque durante la época de cría se transforma en un sonido rítmico, gorjeante, con repentinos cambios de tono tras una secuencia disilábica.
Referencia bibliográfica
Moreno, J., Velando, A., González-Braojos, S., Ruiz-de-Castañeda, R., Cantarero, A. (2013), Females Paired with More Attractive Males Show Reduced Oxidative Damage: Possible Direct Benefits of Mate Choice in Pied Flycatchers. Ethology, 119: 727–737. doi: 10.1111/eth.12112
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