El consumo de alcohol de una población se puede medir por la presencia en aguas residuales de un metabolito que se excreta por la orina: el etilo sulfato. Investigadores de la Universidad de Valencia han usado esta técnica para comprobar que el consumo de alcohol se incrementa un 400% los tres últimos días de Fallas, y que el 19 de marzo, día de la Cremà, logra un pico de hasta seis veces más de los valores habituales.
“Durante la semana de Fallas el consumo de alcohol en el área metropolitana de Valencia se incrementa aproximadamente una media de dos cervezas por cada habitante en el rango de edad de 15 a 65 años”, según Yolanda Picó, catedrática del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valencia.
Investigadores de esta universidad, y del centro CIDE (UV-CSIC-GV), publican en la revista Science of the Total Environment un estudio donde muestran que el consumo medio de alcohol pasa de 15 mililitros por habitante y día (incluyendo los fines de semana) a 55 ml/hab/día en Fallas, es decir, “el consumo de alcohol se cuadruplica”, según la científica. El día de más consumo, el 19 de marzo o día de la Nit de la Cremà y el final de las Fallas, el consumo de alcohol se incrementa hasta un 600%.
El estudio se realizó a partir de muestras de aguas residuales recogidas del 7 al 20 de marzo de 2014 provenientes de tres depuradoras del área metropolitana de Valencia: Pinedo I, Pinedo II y Quart-Benàger. La presencia de la cantidad de alcohol se ha podido determinar por la presencia de una molécula: el etilo sulfato. Una vez el alcohol se ingiere, se degrada, entre otros, a dos metabolitos que se excretan por la orina: el etilo sulfato y el etilo glucurónido. El primero es estable en agua y por lo tanto es un buen biomarcador para determinar el consumo de alcohol a partir de su presencia en las aguas de depuradora.
La cantidad de este compuesto se determinó inyectando directamente las aguas residuales con un par iónico en un cromatógrafo líquido con espectrómetro de masas. El par iónico se utiliza para determinar compuestos que se encuentran ionizados en las muestras, es decir con carga eléctrica, en este caso, negativa. Consiste en añadir un contraión (una molécula que tenga carga eléctrica contraria, en este caso positiva, y además que sea de gran tamaño). De este modo, se contrarresta la carga negativa del etilo sulfato con la carga positiva del contraión y forman una especie neutra, que es más fácil de analizar.
La cromatografía líquida es una técnica que separa las moléculas según la polaridad. Funciona muy bien para moléculas de una polaridad mediana y que no estén ionizadas en solución (por eso se usa el par iónico). Por otro lado, el espectrómetro de masas detecta la molécula y además proporciona información sobre su estructura. Este método ioniza y parcialmente fragmenta las moléculas y después separa los iones en función de la relación masa/carga (m/z), y así se obtiene una impronta o patrón característico de cada una.
Lo que más se consume es cerveza
De este modo se ha medido el tipo de bebidas más consumidas habitualmente y la cantidad, y se ha calculado la cantidad de etanol. Así, las cifras de consumo habituales de alcohol muestran que la bebida más consumida es la cerveza (50%), bebidas de alta graduación (28%), vino (20%) y otros tipos (2%). A las tres primeras corresponde un 5, 40 y 12% de alcohol, respectivamente. Los volúmenes comunes de consumo de estas bebidas son de 250 ml de cerveza; 30 ml de bebidas de alta graduación y 125 ml de vino. Estas cifras aportan 12,5; 12; y 15 mililitros de etanol puro, respectivamente. Con estas cifras, y las mediciones en las estaciones depuradoras, el equipo investigador ha podido estimar el número de estas bebidas que se han consumido.
A diferencia de otros métodos, con este se pueden obtener resultados prácticamente en tiempo real e incluso averiguar dónde los puntos de consumo de alcohol pueden ser peligrosos para la salud, en palabras de Picó: “Normalmente, el consumo de alcohol se establece a partir de los datos de ventas, pero de esta forma no se puede evaluar el consumo en un acontecimiento particular o durante periodos festivos, ya que en las encuestas estos posibles picos de consumo quedan diluidos al tratarse de datos anuales”.
Investigadores que han desarrollado el estudio. De izquierda a derecha: Úrsula Escrivá, María Jesús Andrés, Vicent Andreu y Yolanda Picó. / UV
El estudio también constata la diferencia entre los días del periodo analizado. Así, entre el 4 y el 14 de marzo se considera un periodo laboral normal, mientras que del 15 al 20 de marzo es considerado un periodo festivo y, por lo tanto, inusual en cuanto al consumo de alcohol.
Los resultados de todo el intervalo están globalmente de acuerdo con las cifras analizadas y estudiadas en observaciones en Santiago de Compostela, Oslo o Barcelona.
Además, en el caso de la depuradora de Quart-Benàger, situada en una área industrial donde la población disminuye notablemente el fin de semana, se ha observado que entre los días 15 y 20 (sábado a jueves) hay un incremento importante en cuanto al consumo de alcohol en los días entre semana respecto del consumo habitual, y es la depuradora que asume los mayores índices de consumo de alcohol.
Referencia bibliográfica:
María Jesús Andrés-Costa, Úrsula Escrivá, Vicente Andreu, Yolanda Picó. "Estimation of alcohol consumption during “Fallas” festivity in the wastewater of Valencia city (Spain) using ethyl sulfate as a biomarker".Science of the Total Environment 541, 15 enero 2016, pàg. 616–622. Doi: 10.1016/j.scitotenv.2015.09.126. (Investigación ha sido financiada por el Ministerio de Economía y Competitividad)