A dos días de la culminación de la cumbre de Copenhague, las Naciones Unidas han prohibido el acceso de las organizaciones sociales y ONGs, que temen que la conferencia sobre cambio climático se convierta en un “búnker”. Mientras, los gobiernos no parecen ponerse de acuerdo, sobre todo los pertenecientes al G77, entre ellos Brasil y China.
El Gobierno danés y la secretaría de Naciones Unidas lo han dejado claro: el 17 y 18 de diciembre las ONG no accederán al centro de convenciones. En su lugar, el Gobierno danés junto a la plataforma danesa “NGO-network Peoples Climate Action” (PCA) está organizando una conferencia alternativa en el Forum Copenhagen para observadores internacionales y organizaciones sociales.
Aunque la Convención justifica este suceso por "problemas logísticos y restricciones de seguridad", las ONG consideran que “se trata de una estrategia de exclusión de la sociedad civil”.
“Han ido restringiendo el acceso de manera improvisada y progresivamente según se alcanzaba el tramo ministerial y el viernes llegará a su mínima participación con 90 observadores”, ha asegurado a SINC Begoña María-Tomé, de Comisiones Obreras, que ha explicado que pasar de 20.000 observadores a 90 implica “ninguna representatividad”.
Junta a ésta, Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Fundación IPADE, Greenpeace, Intermon Oxfam, Manos Unidas, SEO/Birdlife, UGT y WWF han definido el modelo de la Cumbre como “inaudito", pues "los observadores no forman parte del proceso”.
“El edificio no cambia en su capacidad de lunes a viernes y progresivamente, según vienen los cargos políticos a tomar decisiones, no va a haber observadores que analicen y valoren de una forma distinta”, ha señalado María-Tomé.
Para ello, las ONG exigen que esto no vuelva a ocurrir y reclaman al Gobierno español, como futuro presidente de turno de la Unión Europea, que “ponga toda la voluntad precisa para garantizar la presencia de la ciudadanía en la Convención Marco de Naciones Unidas”.
Además, temen que la garantía democrática del proceso hacia un acuerdo legalmente vinculante, ambicioso y justo quede “gravemente herida”. Las organizaciones sociales preferirían estar pendientes de lo que está sucediendo en la cumbre más que preocuparse por estos temas.
El progreso de las negociaciones
Según el programa de la Cumbre del Clima, mañana acudirá José Luis Rodríguez Zapatero, presidente de España, junto a su análogo francés y alemán, pero hasta ahora la UE no ha confirmado si subirá a 30% el recorte de emisiones de CO2 para 2020.
José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea, ha señalado durante su intervención que Europa está “preparada para ampliar el recorte al 30%, si otros países están decididos a hacer lo mismo de forma significativa y comparable”.
Elena Espinosa, ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) ha declarado que “el acuerdo tiene que ser integrante y tener en cuenta aportaciones como la de la Unión Europea y de otros países que no se han comprometido en Kyoto”. “No nos podemos olvidar que aquí también tienen que entrar los países menos desarrollados”, ha manifestado la ministra.
A parte de la reducción de emisiones, es preciso tratar también “las necesidades financieras para los países que más lo necesitan para que puedan sumarse a este gran objetivo que tenemos de lucha contra el cambio climático”, ha afirmado Espinosa.
“En estos momentos la financiación es unos de los elementos clave pero también lo es los países que pueden y tienen que reducir mucho sus emisiones, porque ya no son países en vías de desarrollo. Ahora su oferta no se corresponde con los esfuerzos que podrían hacer. Estábamos hablando de EE UU ,pero también de China, por poner dos ejemplos”, ha concluido la ministra española. Mañana a última hora del día está previsto que llegue e intervenga en la cumbre el presidente de EE UU, Barack Obama.