Investigadores británicos han realizado pruebas en 51 especies de mamíferos y han comparado la relación entre la agilidad y la visión de algunas de ellas. Los resultados del estudio, que se publica en Journal of Anatomy, demuestran que la posición de los ojos repercute en la velocidad y agilidad de los animales.
Los científicos de la Universidad de Liverpool (Reino Unido) han comparado los ojos frontales de los gatos, con los ojos laterales de los conejos, para demostrar que la posición de los ojos les hace ser más o menos rápidos. “Todos tenemos la capacidad de seguir con la mirada un objeto en movimiento y no nos paramos a pensar en el esfuerzo necesario”, explica Nathan Jeffery, coautor del estudio que se publica en Journal of Anatomy e investigador en la Universidad de Liverpool.
“Cuando caminas o corres, la cabeza se mueve de arriba abajo, se ladea de izquierda a derecha y gira. Tres canales semicirculares de fluido que se encuentran a cada lado del cráneo detectan estos movimientos, uno para cada dirección y envían señales a través del cerebro a los tres pares de músculos que mueven el globo ocular en la dirección contraria y te permiten seguir con la mirada la pelota, la gacela o la cerveza que sostienes en la mano”, añade Jeffery.
Según los investigadores, este proceso, conocido como reflejo vestíbulo-ocular, es alterado por las direcciones detectadas por los canales y las direcciones de tracción de los músculos oculares. En los mamíferos, los ojos pueden encontrarse a los lados de la cabeza, como en los conejos, o en la parte delantera de la cabeza, como en los gatos; sin embargo, la posición de los canales es más o menos la misma. En algunos mamíferos el cerebro debe realizar cálculos extra para que la señal de los canales se ajuste a las diferentes direcciones de tracción de los músculos oculares.
Los científicos han averiguado si estos cálculos extra imponen algún tipo de limitación a la velocidad de un animal. “Nos preguntábamos si habría algún punto en el que si un animal se movía demasiado rápido, pudiera deberse a que el cerebro no era capaz de ajustar las señales del canal a los planos musculares, lo que produciría a su vez visión borrosa”, apunta Phillip Cox, coautor de la investigación.
El equipo utilizó escáneres MRI para analizar la posición de los canales y de los músculos oculares en 51 especies de mamíferos como jirafas, camellos, musarañas arborícolas, murciélagos y osos perezosos. El equipo descubrió que la posición de los canales y de los músculos oculares no repercutía en la capacidad de ver nítidamente a la hora de correr. En teoría, un oso perezoso podría correr tan rápido como un guepardo sin tener visión borrosa.
Otro descubrimiento fue que los músculos que realizan movimientos compensatorios arriba y abajo en las especies con ojos frontales aparecen alineados en los movimientos de torsión de las especies con ojos laterales. Hasta ese momento, los científicos suponían que se necesitaba una modificación importante de las conexiones para adaptar el reflejo a los cambios de posición del ojo.
“El cambio de los músculos supone una manera económica de adaptar el reflejo vestíbulo-ocular a los cambios de posición de los ojos sin necesidad de modificar significativamente las conexiones ni la orientación de los canales”, concluye Jeffery. “Aparentemente, el cerebro de los mamíferos puede ingeniárselas con estas exigencias extra independientemente de si los ojos están al frente, a los lados o casi detrás de la cabeza”, añade el investigador.
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Referencia bibliográfica:
Jeffery.N, Cox.P. “Do agility and skull architecture influence geometry of the mammalian vestibule-ocular reflex?” Journal of Anatomy febrero de 2010, DOI 10.1111/j.1469-7580.2010.01211.x